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DIEGO MARÍN A.
Domingo, 18 de mayo 2014, 01:27
¿Qué fue de la ropa interior que antaño se arrojaba al escenario que pisaba la estrella? Bragas y sujetadores se perdían a los pies de los cantantes. Ahora no, ahora se tiran otras cosas. Sergio Dalma se llevó de Riojafórum una rosa bien adornada, ... un ramo de flores, un broche, un estuche de vino y, si hubiera querido, también se podría haber llevado dos niños que le plantaron algunas madres sobre el escenario esperando, quizá, lo que logró la segunda, que el intérprete le cediera el micrófono para cantar una estrofa de las últimas canciones.
El concierto comenzó a las 20.40 horas con la canción 'Hay vidas', tras ruido ambiente de helicópteros y con Sergio Dalma apareciendo fundido en violeta y en un íntimo rincón. Comenzó con canciones lentas demostrando que su prodigiosa voz vale para diversos registros. Aunque él haya triunfado en la canción melódica, guarda un envidiable timbre de rockero. En el primer acercamiento al público levantó a la primera fila. Pasado el primer tema, agradeció al público «creer en la música en directo». Y hubo de todo: chicas jóvenes, parejas, matrimonios, amigas, madres e hijas, abuelas, madres e hijas... Sergio Dalma se ha convertido en un sereno fenómeno fan.
La banda que le arropa es de gran nivel. Incluye a Jorge Villaescusa, de Casalarreina, a los teclados. El juego de luces, con Óscar Marchena al mando, otorga una vistosidad sobresaliente al evento. La actuación fue ganando enteros conforme se calentaba la voz de Sergio Dalma. En el sexto tema saltó el primer himno de la noche, 'El jardín prohibido', que levantó a todo el público de la sala y provocó una gran ovación. Siguieron otras canciones célebres como 'Solo para ti' y 'El mundo'.
El primer arreón se cortó con la nueva canción 'Si te vas', del último disco 'Cadore 33'. A continuación, una prueba con el italiano, y, a la undécima, 'Bailar pegados'. Apoteosis. Aquella canción con la que Dalma fue cuarto en el festival de Eurovisión de 1991 y que le allanó su trayectoria profesional sigue teniendo magia. En el anfiteatro, entre las butacas vacías de las últimas filas, bailaban arrimadas un par de parejas. Todo el auditorio en pie.
A punto de cumplir 50 años, hay que reconocer que Sergio Dalma controla y domina el show como un experimentado cantante de orquesta. No se mete en ningún 'fregao', se dedica a cantar, que es lo que sabe hacer, y conjuga las baladas con canciones más marchosas. Así redondeó un listado de veintitrés canciones en una hora y 40 minutos. Hasta se hizo corto. No faltaron otros éxitos como 'Yo no te pido la luna', 'Esa chica es mía', 'Te amo', 'La vida empieza hoy', 'Gloria' y, para acabar, 'Galilea'. Incluso aportó una versión, 'La cosa más bella', de su gemelo italiano Eros Ramazzotti.
Hubo quien, encantada con el recital, lo grabó íntegro con su 'smartphone' LG desde la fila 36 del anfiteatro. Y Dalma no parecía molesto con el patio de butacas lleno de pantallas encendidas. «¡Hagan las fotos que quieran!», advirtió, en agradecimiento a haber pagado la entrada al concierto. Aunque puso una condición: «No las cuelguen».
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