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C.SOMALO
Jueves, 8 de mayo 2014, 01:07
La tumba y el personaje de Tutankamón lo sedujeron cuando era un niño. Después estudió historia y viajó. Fascinado por la egiptología y atrapado por la cultura. Nacho Ares (León, 1970), dirige una revista de arqueología, un programa en la radio y ha publicado una docena de libros. Hace dos años publicó su primera novela 'La tumba perdida'. Ahora acaba de salir la segunda, 'El sueño de los faraones'. El leonés visita el Aula de Cultura de Diario LA RIOJA-UNIR para ofrecer hoy una charla sobre las momias y los faraones en Ibercaja Portales a las 20.00 horas.
-Egipto sigue fascinando hoy al gran público. ¿Por qué?
-Va más allá de la fascinación puntual. Si buceamos en la cultura judeocristiana, en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, podemos comprobar que muchos de los grandes mitos de Egipto los conocemos a través de la Biblia. Siempre se nos ha dicho que nuestra cultura occidental viene de griegos y romanos pero antes estaban los egipcios y a menudo nos olvidamos de ellos.
-¿Cómo se acercó usted a la egiptología?
-Siendo niños, con apenas 13 años. Me atrapó Tutankamón, el descubrimiento de su tumba y todo lo que rodeaba la labor de Carter. Después he tenido la suerte de estar en todos y cada uno de los lugares y los sitios de la historia.
-Desde luego, Tutankamón sigue siendo hoy, todavía, un personaje enigmático.
-Más allá del papel histórico, de los tesoros encontrados en su tumba, todavía, cierto, no sabemos muchas cosas del personaje. Entre otras, quiénes eran sus padres, cómo llegó al poder, ni las causas reales de su muerte. Hay muchas, muchas lagunas y varias teorías científicas.
-Es que debió ser asombroso encontrarse con una tumba intacta y con semejantes tesoros y todos los útiles de la vida cotidiana...
-El descubrimiento de la tumba con más de 5.000 objetos, todo lo que rodea al faraón, el escenario, el contexto del descubrimiento y la repercusión mediática que tuvo y sigue teniendo no se ha visto superada nunca por ningún hallazgo arqueológico. Es el sueño de todo investigador y arqueólogo encontrarse allí con las momias de los protagonistas de la Historia.
-Luego, en sociedades ociosas como la aristocracia inglesa de los años 20 comienzan las leyendas, las maldiciones, las muertes de personas vinculadas con quienes participaron en el despertar del sueño eterno del faraón...
-Hay hechos que son innegables como la muerte de varias personas que trabajaron en la tumba del faraón. Es cierto que allí sucedió algo innegable. Varias personas murieron de forma casual o de otras maneras. Pero está claro que científicamente se ha comprobado que entre los restos de la tumba de Tutankamón había un hongo llamado 'aspergillus' que afecta a las vías respiratorias y puede permanecer latente cientos y miles de años y que se reactiva en contacto con el oxígeno. Algo parecido a lo que se encontró con en la tumba del rey Casimiro de Polonia.
-Hablamos de planteamientos científicos y no de maldiciones como las que aparecían en muchas tumbas del Egipto de los faraones.
-La sociedad egipcia siempre ha creído en la magia. Pero las investigaciones realizadas en la cura de Ramsés II en Francia han demostrado que había un hongo muy venenoso, tipos 'aspergillus flabus' y 'aspergillus niger'. Sin embargo, como se realizó con guantes no falleció ninguna persona, al contrario que sucedió con la momia del rey Casimiro.
-Los cuentos y las leyendas con escaso rigor científico se han propagado siempre con enorme rapidez.
-La supuesta maldición de los faraones se extendió rápidamente por los medios porque también era una forma de llamar la atención para los medios de comunicación.
-Bueno, también sucede hoy algo parecido. Estamos viendo o escuchando programas de historia que te hacen sonrojar.
-Yo puedo entender que haya canales de entretenimiento y terminen hablando de supuestas historias de extraterrestres. Pero nada más.
-A veces resulta sonrojante.
-Hay problemas que están ahí y necesitan una explicación científica, como la construcción de las pirámides. Otra cosa distinta es que busquen argumentos más difíciles e irracionales o imposibles.
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