Un secuestro y dos dedos amputados por una deuda de 3 millones en cocaína

Todo comenzó el pasado mes de mayo. Según fuentes próximas a la investigación, el joven fue secuestrado porque sus socios lo responsabilizaban de la pérdida de un cargamento de cocaína que debía haber viajado desde la Costa del Sol a Países Bajos.

Como consecuencia de esta situación, le reclamaban una suma de tres millones de euros en efectivo para compensar el valor que hubiese alcanzado el alijo en el mercado negro. El joven se negó a pagar y rechazó cualquier responsabilidad en la pérdida de la mercancía.

Llegados a este punto, los socios de la víctima ordenaron a los secuestradores que lo trasladaran a Reino Unido para someterlo a un detector de mentiras, un procedimiento absolutamente novedoso en el crimen organizado. Pero el resultado del polígrafo no fue concluyente.

Los secuestradores consultaron a los cabecillas de la organización qué hacer con el joven. Al parecer, el líder del grupo criminal les pidió que lo condujeran a la Costa del Sol para encargarse de él personalmente.

Una vez en Málaga, la víctima fue sometida a torturas y vejaciones en un inmueble de Fuengirola. Le amputaron los dedos índice de cada mano y lo apuñalaron en los pies. Cuando terminaron de apalearlo, lo llevaron a un descampado de la localidad y lo abandonaron todavía maniatado.

Todo apunta a que los secuestradores creyeron que estaba muerto, según apuntan las fuentes policiales consultadas. Sin embargo, el joven recuperó la conciencia y fue capaz de caminar un kilómetro hasta pedir auxilio. Además de llevarlo al hospital, avisaron a la policía.

Del asunto se hizo cargo el Grupo I de Crimen Organizado de la Udyco-Costa del Sol, que está especializado en secuestros. Tras una compleja investigación policial, los agentes identificaron a seis personas -cinco holandeses y un británico- por su presunta implicación en los hechos. Todos ellos han sido arrestados gracias a las órdenes de detención (OED) dictadas por las autoridades españolas.