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Olaya Suárez y Leticia Álvarez
Gijón
Viernes, 14 de junio 2024, 10:19
Golpe de la Guardia Civil a una banda de narcos liderada por 'El Nayo', uno de los traficantes condenados por la operación 'Pipol' y quien antes de los atentados del 11-M ya había alertado del tráfico de explosivos en la región. Fue precisamente después ... de la masacre yihadista perpetrada con la dinamita de Mina Conchita cuando José Ignacio Fernández Díaz, 'El Nayo', huyó –antes de que se celebrase el juicio de 'Pipol'– y permaneció durante una década fugado en Santo Domingo, donde cayó en 2014 tras el robo en un coche.
Tras su extradición a España una década después fue condenado en 2015 a siete años de prisión por tenencia de explosivos y tráfico de droga, junto a Emilio Suárez Trashorras y Antonio Toro, con quienes hacía negocios y mantenía una estrecha amistad. Según ha podido saber EL COMERCIO, ha vuelto a ser arrestado en el marco de una macrooperación policial que se ha saldado con varios detenidos y al menos diez kilos de cocaína decomisados.
La investigación se encuentra bajo secreto de sumario y se esperan nuevos arrestos durante los próximos días. Al parecer, se trata de un grupo criminal dedicado a introducir droga en Asturias y que operaba desde Gijón y Avilés principalmente. Tendría conexiones también fuera de la región. Las pesquisas continúan para llegar a los mayores escalafones posibles de la trama criminal, una de las más activas de la región de los últimos tiempo.
José Ignacio Fernández Díaz se encuentra en calidad de preso preventivo en el módulo cinco del centro penitenciario de Asturias. La jueza le tomó declaración y a la vista de las pruebas aportadas por la Benemérita y la cocaína aprehendida decretó su ingresó en prisión, comunicada y sin fianza.
'El Nayo' ya había cumplido en la cárcel asturiana los siete años que le fueron impuestos por su participación en la 'operación Pipol', la antesala a los atentados del 11-M. Esa investigación llevada a cabo en 2001 por el grupo de Estupefacientes de la Policía Nacional de Gijón sirvió para alertar por primera vez de lo que resultó ser un mercado negro de explosivos del que se abastecieron los terroristas yihadistas que tres años más tarde perpetraron el mayor atentado de la historia reciente de Europa, con 202 muertos.
Hubo entonces 20 imputados en la trama que traficaba con droga y dinamita, entre ellos Toro y Trashorras, condenados por los atentados a 4 años y 34.715 años respectivamente. A 'El Nayo' en la operación 'Pipol' le acusaban de tenencia de ilícita de 16 cartuchos de Goma-2 y 94 detonadores, encontrados en un garaje en Avilés. Allí fue detenido junto a su amigo Antonio Toro en julio de 2001. Permaneció en prisión preventiva (como se encuentra ahora por el caso más reciente) hasta diciembre de 2002 y fue en ese intervalo cuando contó a los agentes de la existencia de una trama de venta de dinamita. Su información fue sellada como 'pasiva' por los agentes.
Como él, denunciaron también la existencia de este mercado negro de explosivos liderado por Toro y Trashorras el testigo protegido Francisco Javier Lavandera, el marroquí condenado por el 11-M Rafa Zouhier y otra cuarta persona, también testigo protegido. Todo cayó en saco roto hasta que se cometió la masacre de Madrid.
En 2004, ya en libertad con cargos a la espera de la celebración del juicio de 'Pipol' y tras enterarse de los atentados de Madrid, 'El Nayo' huyó a República Dominicana. El juicio de la trama de venta de droga y tenencia de explosivos se celebró para el resto de los acusados y con él en búsqueda y captura. No fue hasta 2014 cuando fue detenido en Santo Domingo por robar un coche. Ese arresto hizo saltar el aviso de la orden de detención y la extradición a España.
En 2015 se sentó en el banquillo de los acusados por el juicio que para sus compinches se había celebrado casi una década antes. Reconoció ante el presidente del tribunal de la Sección Octava de la Audiencia Provincial, el difunto Bernardo Donapetry, los cargos que pesaban sobre él y aceptó una condena de siete años. Ahora ha vuelto a prisión por hechos similares, pero esta vez sin explosivos.
Las investigaciones de la Benemérita, que se han prolongado durante varios meses, continúan y lo hace bajo secreto de sumario y los hasta ahora detenidos en prisión para evitar destruir pruebas. Al parecer, la banda de narcos se dedicaría a introducir cocaína procedente de Sudamérica, con conexiones con grupos gallegos con los que organizaban las descargas.
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