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El afluente del Najerilla nace en los Pancrudos, cimas hermanas del monte San Lorenzo, y combina paisajes de alta montaña y hayedos
Los romanos los llamaron montes Distercios. En la Edad Media Gonzalo de Berceo se refirió a ellos como montes Cogollanos por ser en los que habitaron el eremita Emiliano, ‘el de la cuculla’, y sus seguidores. En el siglo XVIII los nombraron sierra de La Demanda, que ha perdurado hasta hoy, por un antiguo y largo litigio sobre el aprovechamiento de terrenos y pastos entre la burgalesa Fresneda y la villa riojana de Ezcaray. Sus vertientes dan efectivamente al río Tirón, al Oja y también al Najerilla, siendo el río Cárdenas uno de sus más bellos afluentes.
Es un valle el del Cárdenas casi sagrado, de misteriosa belleza. Nace el arroyo en las laderas de los Pancrudos, dos montes hermanos del San Lorenzo, en el término denominado Aguas Cárdenas, y discurre entre umbríos hayedos y lugares llenos de historia por los municipios de San Millán, Berceo, cuna del poeta Gonzalo, Estollo y San Andrés, Badarán y Cárdenas hasta desembocar en el Najerilla bajo el puente de Arenzana. No está lejos Villaverde, a caballo del barranco próximo de Tobía y el no menos bendito de Valvanera, con su patrona riojana.
Aguas arriba de San Millán también cuna de la escritora María de la O Lejárraga, su aldea Lugar del Río abre la puerta a un territorio de posibilidades para el turismo de naturaleza. Los restos de una antigua ferrería hablan de un pasado mineral y laborioso además de espiritual y literario. No está lejos (por pista) el despoblado de Óllora o la continuación a Pazuengos.
Las áreas recreativas de la Eméndula y Urre (accesibles en coche y habilitadas para una jornada campestre) dan paso a la subida a pie a la angosta ermita del santo, donde san Millán habitó cuarenta años en soledad antes de ser llamado como párroco a su Berceo natal y de retirarse poco después definitivamente a las más próximas cuevas de Aidillo, donde hoy se levanta Suso.
Una de las posibles ascensiones montañeras es al pico Fragosto (1.647 m.), en la sierra de la Pradilla, que separa los valles del Cárdenas y el Tobía. Y para los más andarines también es posible continuar la pista forestal y atreverse con los dos Pancrudos (2.062 y 2.082 m.) e incluso, por el collado de San Lorenzo, encaramarse finalmente hasta la cumbre del mismo nombre (2.271 m.), el techo de La Rioja.
Así, desde lo más profundo del valle a lo más alto de las cumbres, cobra sentido el origen del topónimo ‘Distercio’ o ‘Decercio’, ‘el que todo lo ve, el que vigila’. Así también, conociendo los monasterios de San Millán de la Cogolla y su entorno natural nos conocemos mejor los riojanos.
El río: nace en Aguas Cárdenas, en los Pancrudos, y desemboca en el Najerilla.
Localidades: San Millán de la Cogolla (y su aldea Lugar del Río), Berceo, Estollo (y San Andrés), Badarán y Cárdenas.
Bosque y fauna: hayedo, pinar y árboles singulares; gavilán, corzo, ciervo, desmán ibérico, lirón gris, lagarto verde, lagartija roquera, tritón jaspeado y trucha común, entre otras especies.
Cotas: San Lorenzo (2.271 m,), Cabeza Parda (2.106), Pancrudos (2.082 y 2.062), los Randos (1.778) y Fragosto (1.647).
Lugar del Río: aldea y ferrería.
Áreas recreativas: la Eméndula, Urre y Prao Tajo (refugio y fin de la pista asfaltada).
Cueva del Santo: subida a pie desde Urre (1,8 kilómetros).