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Logroño Comercio

La Abundancia: «El factor humano ha de ser la posible salvación del comercio de barrio o de proximidad»

La Abundancia se inauguró en 1955 en la calle Sagasta para dedicarse a la lencería y ropa interior, ahora –después de dos traslados– se ubica en Vara de Rey

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LA RIOJA

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La Abundancia, lencería y ropa interior, es una voz autorizada para hablar del comercio logroñés. Abrió sus puertas por primera vez en 1955, en un local ubicado en Sagasta, esquina con la calle Mayor, pero sus orígenes realmente se remontan aún más atrás.

Los bisabuelos de los actuales responsables (la cuarta generación de los comerciantes, la tercera en La Abundancia) ya vendían artículos de lencería y ropa interior de forma ambulante por los mercados; sin embargo, fueron los hijos de éstos los que decidieron establecerse y poner un punto de venta, en aquel momento, en un céntrico punto de la ciudad.

Era la respuesta a una necesidad de la ciudad que comenzaba su desarrollo alimentada por el éxodo rural.

Años después se trasladaron también en la misma calle Sagasta, y hace 36 años, decidieron abandonar el Casco Antiguo y situarse en su actual emplazamiento en la calle Vara de Rey 33, donde se mantiene en el sector de la ropa interior y lencería.

Nacho Burgos, bisnieto (y por tanto cuarta generación)_de aquellos vendedores ambulantes que arrancaron la actividad comercial, y nieto de los creadores de La Abundancia explica que el negocio se ha tenido que ir adaptando a las circunstancias, pero que básicamente sigue siendo el mismo: «Se trata de conocer al cliente para poder ofrecerle lo que mejor se adapta a sus necesidades».

Ese conocimiento, fruto de la cercanía con el que se sitúa al otro lado del mostrador, es la clave del éxito comercial: «El factor humano es determinante como posible salvación del comercio de barrio y de proximidad. El boca a boca y la interacción personal son muy importantes», señala un hombre que lleva el comercio en la sangre.

Nacho Burgos, bisnieto de los que comenzaron con la venta ambulante, regenta ahora el negocio. S.T.

Él mismo reconoce que Logroño ha dejado de ser el referente comercial que fue hace unos años,  «pero es que ese aspecto se ha diluido por las circunstancias. Hay establecimientos diferenciadores, pero es que ahora tenemos todo a golpe de click con la venta on line. Ya no tiene sentido desplazarse para comprar» y recuerda Nacho Burgos cómo «antes los sábados era el día de las compras, porque venía la gente de los pueblos y llegaba incluso a haber filas. Obviamente, eso se ha perdido ya, es que incluso, con la política de aparcamientos que desarrollan las ciudades, hacen muy difícil para el de fuera, ir de compras. Y eso no es exclusivo de Logroño», comenta.

La Abundancia siempre ha apostado por estar en el centro, «pero es que el comercio de barrio está desapareciendo. Ya sólo quedan fruterías para comprar lo indispensable. Eso es peligroso porque sacar el comercio de la ciudad, es sacar la vida de la ciudad».

En Logroño, comenta Burgos «no hay nada fuera de San Antón o Gran Vía. Nosotros estamos ya en el límite», aunque reconoce que ve con satisfacción como «el traslado de la estación de autobuses no ha restado tránsito a la calle como nos temíamos, porque además Vara de Rey, no es una calle amable», explica, y añade: «Hay mucho tránsito de vehículos y personas, pero nada más. Falta iluminación, el paso sobreelevado no se ha aprovechado, porque se iba a ampliar la acera para que, como un paseo, conectara con las Cien Tiendas, pero no se ha hecho…»

No hace demasiado, el Ayuntamiento llevó a cabo la campaña de dinamización CUCO, pero Nacho Burgos reconoce que al comercio le deja poco, «para nosotros, como comerciantes, nos resulta mucho más beneficioso el bono comercio porque me permite dar a mi cliente la misma calidad con una bonificación de precio, y sin perder yo. A nosotros nos funciona muy bien, como los cheques que se sortean a través de la Asociación ACOVARA, pero el problema es que la subvención llega muy tarde y tenemos que adelantar el dinero nosotros», lamenta.