Vuelta a la trashumancia del arte y el ganado

La jornada ha comenzado con la llegada, sobre las 11.30 horas, del único rebaño procedente de Brieva de Cameros, el de Jesús Sáenz, con unas 100 ovejas. «Las traemos en camiones hasta Pajares y luego llegamos aquí por la vía romana», relata Sáenz. Para él, este es su tercer año viniendo a la fiesta, algo que disfruta mucho. «La vida del pastor es libre y natural, pero está en desuso porque el sector primario ha pasado a multinacionales y ya no vendemos ni la lana», lamenta este cortezudo.

Sus ovejas sirven de entretenimiento para mayores y, sobre todo, para pequeños, que se divierten acariciándolas y dándoles pienso. «Hace falta que este estilo de vida se recupere para que las nuevas generaciones no se desconecten del mundo rural», opina Jesús. Él, como muchos otros, ya no hace la trashumancia. «Los inviernos ya no son lo que eran y los que siguen yendo al sur llevan a las ovejas en camiones, no es como antes que era mes y medio andando», sentencia este pastor. Una vez en el redil, los bovinos cedieron el protagonismo a los eventos lúdicos, que animaron el bonito paraje de la Venta de Piqueras.

Hasta pasadas las siete de la tarde, los cientos de asistentes a la fiesta podrán disfrutar de degustaciones de migas y caldereta, talleres o puestos de artesanía, que se venden a buen ritmo. La mayoría del público aprovecha para hacer pícnic o recorrer el monte en la visita teatralizada de 'La Colodra'. También hubo danzadores, un concierto de folk o sorteos de productos. Porque además de para honrar a los pastores y a la trashumancia, a estos eventos se va a pasar un rato agradable.