La popular comparsa, que remonta sus orígenes al año 1957, llevaba sin salir desde las fiestas de Allende y Gracias de 2019 y se ha aprovechado este parón para restaurarla al completo. El pasado jueves tuvo lugar su presentación
El jueves 23, en el marco del inicio de las fiestas de la Virgen de Allende y Gracias, el Ayuntamiento de Ezcaray presentó a la comparsa de gigantes y cabezudos, que durante 66 días, entre febrero y julio de este año, fue restaurada al completo ... por Juan Luis Pérez y Jonás Díez, con un impresionante resultado.
El concejal Jorge Lladó ejerció de maestro de ceremonias del acto, en el que los cabezudos desfilaron uno por uno sobre una imaginaria alfombra roja, mientras el edil desgranaba escuetamente su biografía. Los populares personajes festivos llevaban sin salir desde septiembre de 2019, pero, por iniciativa de la Concejalía de Festejos que preside Andrea Mateo, artífice de esta última restauración, reaparecieron como nuevos, igual de ágiles y con la misma entrega.
Lladó, muy vinculado desde la niñez a los gigantes y cabezudos, ha recopilado información sobre su historia, que arranca en 1957, cuando el Ayuntamiento compró las primeras figuras, cuyos vestidos fueron confeccionados por las monjas. Entonces atizaban con unas barduscas de una especie de lana trenzada.
En los años 60, los gigantes eran los reyes magos Melchor, Gaspar y Baltasar, que compartían un mismo armazón en el que intercambiaban sus cabezas. Con ellos iba siempre la reina Grimhilde, la bruja de Blancanieves. El demonio, la bruja, el duende, el caballo, el soldado y el gato fueron los primeros cabezudos que recorrieron las calles de la villa. De todos ellos solo han llegado hasta nuestros días el rey Baltasar y la reina Grimhilde.
Al final de la década de los 70 y años 80 se incorporan dos nuevos gigantes, Marco Antonio y Cleopatra, que comparten espacio con los antiguos y acaban por sustituirlos. En esta época, los cabezudos eran la baturra y el baturro, diplomático y el 'franchute' o gendarme. Esta fue la comparsa durante muchos años, hasta que uno de ellos, el gendarme, cayó por accidente en la piscina de El Cardizal, el Ayuntamiento decidió renovarla y sumó el payaso, Drácula, Popeye y Ojo traca.
Cuenta Lladó que en la década de los 90 llegaron a Ezcaray nuevas figuras, como los gigantes príncipe y princesa y los cabezudos negrito y negrita. La comparsa la formaban cuatro gigantes y nueve cabezudos y es en este momento cuando empiezan las restauraciones. Primero, con el difunto Carmelo Díaz y con Juan Luis Pérez. Este último dirige en el año 2007 un taller de restauración impulsado por la Concejalía de Festejos que llevaba Jorge Lladó, del que, además, surge algún personaje nuevo: la gafosa, la geisha –ambas desaparecidas–, el aldeano, el viejo, el sheriff y el negrito hijo conforman una comparsa de 20 cabezudos y seis gigantes, una vez que también se recupera al rey Baltasar y a la reina Grimhilde.
«Una de las últimas en llegar a la comparsa fue la ratita, la más querida por los niños, amiga de todos ellos, y la más fotografiada», indica el edil, que también explica que, hace unos años, una familia de Madrid arraigada en el pueblo donó al Ayuntamiento de Ezcaray la chata, en honor a una familiar desaparecida, a la que llamaban la 'chati'.
Restauración diferenciadora
La restauración de este año 2021 ha sido total y ha incluido, además, la conversión de la geisha en la vieja. Juan Luis Pérez y Jonás Díez –cuenta el primero– han buscado la 'diferenciación' de aspecto de los gigantes y cabezudos, con respecto a los de otras localidades. «La pintura se ha cambiado por completo», explica. «Se ha hecho más realista, cambiando las facciones, más sombras, muchos matices, le hemos dado volumen...». El meticuloso proceso ha conseguido el objetivo buscado y, además, se ha reforzado el interior de las cabezas con fibra de vidrio y resina. En estas últimas fiestas ya se han roto dos cabezas, en sendos accidentes. Gajes del oficio de una vida a todo ritmo. Pérez opina que sería bueno que se creara una asociación que vele por ellos y que se fueran restaurando nada más terminar las fiestas.
Lladó recuerda a la asociación de mujeres de Ezcaray, que confecciona y repara los trajes; a las fábricas de butacas que han donado cientos de zurriagas de skay y a los cientos de músicos y gaiteros que han acompañado desde hace mas de 60 años a los personajes. «Todos juntos hacen que sea el espectáculo festivo más querido, multitudinario y el más esperado de Ezcaray», indica el concejal de estos personajes, que llevan camino de ser eternos.
Veintiséis personajes que viven las fiestas por lo alto y a lo loco
La actual comparsa se compone de seis gigantes, que desde las alturas dan distinción a los pasacalles. Son Marco Antonio y Cleopatra, la reina Grimhilde y el rey Baltasar, la princesa y el príncipe. Los cabezudos suman una veintena y, aunque arrean de lo lindo, se les quiere y espera cada año. También son muy tiernos con los niños, con los que se dejan fotografiar sin remilgos. Son: la bruja, demonio o diablo, baturra, baturro, diplomático, gendarme o franchute, negro, negrita, negrito, Drácula, Popeye, payaso, Ojo traca o Curro Jiménez, la chata, la ratita, el aldeano, el viejo, la vieja, pirata y sheriff.
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