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PILAR HIDALGO
Viernes, 13 de julio 2018, 09:02
Peña Castillo es un cerro que hoy en día sirve de pasto para las ovejas y las cabras. Pero esta mole que saluda desde las alturas al visitante a su entrada al Camero Nuevo, en el término municipal de Viguera, encierra una interesantísima historia que un grupo de arqueólogos está tratando de desentrañar con ayuda de universitarios del País Vasco (de la UPV), Reino Unido, Portugal e Italia.
El profesor de Arqueología de la UPV y doctor en Arqueología por la Universidad de La Rioja, el riojano José María Tejado Sebastián, dirige las excavaciones arqueológicas que se están desarrollando en el Castillo de Viguera, con financiación de la Dirección General de Cultura del Gobierno de La Rioja y el Ayuntamiento viguereño. Tras los trabajos preliminares que se emprendieron en el 2017, desde el pasado 1 de junio y hasta el próximo día 31 de este mes se llevará a cabo la primera campaña en el yacimiento que en su día albergó una fortaleza, de la que la peña toma el nombre.
Estas investigaciones se apoyan en el campo de trabajo internacional, que concluye el próximo día 18 y en el que participan los mencionados estudiantes. «Los resultados que estamos obteniendo son muy satisfactorios», asegura Tejado; quien, a pesar de que queda mucho por estudiar, avanza ya la «relevancia arqueológica puntera» del Castillo de Viguera.
Los arqueólogos han determinado que la fortaleza que dio origen al yacimiento estuvo ocupada en momentos puntuales del periodo comprendido entre finales del siglo VII y el XIV. «Nunca albergó población civil, sino pequeños destacamentos militares que en su primera etapa (a finales del siglo VII) no pasarían de 20 personas», indica el responsable del proyecto.
Y es que el emplazamiento de Peña Castillo, a la entrada del Camero Nuevo, lo erigió en un puesto de control estratégico. «Está muy bien enclavada en el cruce de caminos entre la vía de comunicación que enlaza el valle del Ebro con la meseta castellana y la que desde Castañares de las Cuevas partía hasta Nájera, capital del Reino de Nájera-Pamplona», explica.
Así, la fortaleza de Viguera tenía por cometido «vigilar las vías y avisar a lugares más importantes de si pasaba algo». La singularidad de la misma estriba en que, al levantarse en un roquedo con impresionantes cortados, carecía de murallas que la protegieran, ya que la propia naturaleza la hacía «inaccesible e inexpugnable». Los arqueólogos han descubierto también dos potentes aljibes de seis metros de diámetro, una ermita y una necrópolis; además de abundantes restos cerámicos.
Los resultados de las excavaciones los darán a conocer mañana en una visita abierta a todo tipo de público, que partirá a las 9 horas de la plaza de Viguera. Incluirá un taller de arqueología para los más pequeños.
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