Ventosa regresa por un día a su pasado tratante

Un año más, el entorno de la iglesia de San Saturnino, en Ventosa, se convirtió en una puerta al pasado trajinero y tratante de la localidad gracias a su Mercado del Trato, que en esta ocasión celebraba su veinte aniversario. Algo que no se quisieron perder ni los vecinos de Ventosa, a los que se les reconocía desde lejos gracias a sus ropas de la época, ni tampoco los cientos de visitantes de todos los rincones de La Rioja (e incluso de comunidades vecinas como Navarra o el País Vasco) que fueron llegando a la localidad a lo largo de todo el día.

La jornada comenzó con la apertura del mercado desde las 10.30 horas, donde no faltaron los puestos artesanos de toda clase. Desde productos de alimentación como quesos, embutidos, fardelejos o mermeladas caseras, hasta joyas, cestas, cerámica, juguetes y otros productos hechos a mano.

Dos representaciones del trato, una por la mañana y otra por la tarde, adentraron a los visitantes en ese pasado comercial de Ventosa, algo a lo que ayudaba también la ambientación de música y decoración en varios puntos de la localidad. Además de estos espectáculos, durante el día también se contó con otras representaciones teatrales, entre ellas 'Tratos, tretas y trotes' de Sapo Producciones, que hicieron reír y cantar al público gracias a su espectáculo de Margarita, Jacinta y el dios Eolo.

Los más pequeños pudieron disfrutar de diversos talleres (de alfarería, pintura, malabares...), así como de los animales de la granja escuela El Carrascal, que participaba este año como novedad y donde los niños pudieron dar de comer a cabras, una vaca o un burro, entre otros ejemplares.

Uno de los platos fuertes fue, sin duda, la degustación de cerdo asado, que tuvo lugar en torno a las 19.00 horas. En ella, centenares de personas pudieron degustar este plato gracias a los dos grandes cochinos que se estuvieron cocinando durante todo el día en el recorrido del propio mercado, y que llamaban la atención de todo el que pasaba por allí, atraído por el olor.

El calor y el buen tiempo de días atrás lejos quedaron, y a pesar de que los ventosinos no paraban de echar un ojo al cielo, pues en muchos momentos amenazaba con lluvia, lo cierto es que eso no impidió el disfrute del Mercado del Trato. Hubo momentos donde la lluvia hizo acto de presencia, pero nada que no pudieran remediar los paraguas o chubasqueros de los presentes. Y, como no podía ser de otra forma, el viento tampoco se quiso perder el veinte aniversario de este mercado tan importante para todos los ventosinos.

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