![Santa María de los arcos sale a la luz](https://s1.ppllstatics.com/larioja/www/multimedia/201905/30/media/cortadas/45130182--624x416.jpg)
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La importancia histórica de Tricio es sobradamente conocida por los estudiosos y motivo de orgullo para sus habitantes, pero más allá de los límites del término municipal no está suficientemente valorada. Data de los tiempos en los que el Imperio Romano dominó la península ... Ibérica, cuando la población, entonces denominada Tritium Megallum (Tricio la Grande), fue un centro de creación cerámica de primer orden, prueba de ello son los numerosos restos de hornos alfareros de la época que se han ido encontrando en el término, todos ellos excavados, estudiados, datados y vueltos a sepultar para su salvaguarda.
«La gran mayoría de restos de cerámica terra sigilata hispánica que se encuentran en los yacimientos y que se pueden ver en museos y exposiciones son procedentes de Andújar (Jaén) y de aquí, de Tricio», apunta David Bolaños, gran conocedor de lo que la tierra ha devuelto en la comarca procedente de la prehistoria y la historia, y que ahora se va a dedicar a mostrar los fines de semana la Basílica de Santa María de Arcos, labor que completan otras dos personas de la asociación Santa María de Arcos de Tricio.
Porque el Ayuntamiento está dispuesto, de una vez por todas, a que la localidad obtenga rendimiento turístico de lo mucho que en ella se puede ver. Y si hay algo digno de hacer que la gente acuda, es la Basílica de Santa María de Arcos, el monumento más antiguo de La Rioja.
Originariamente, fue un mausoleo romano y en el devenir de los siglos acabó como basílica, aunque para los caracoleros (gentilicio de los naturales de Tricio) es conocido como la ermita. Con motivo de las campañas de excavaciones realizadas entre 1980 y 1983, se descubrieron numerosos enterramientos bajo su suelo, pudiéndose fechar los más antiguos en los siglos V y VI, y a pesar de que se trata de tumbas paleocristianas, algunos de los sarcófagos son romanos reutilizados que datan de los siglos I y II, según se explica en el folleto que se ofrece a los visitantes.
Llaman mucho la atención a los visitantes las columnas que se alzan a ambos lados de la nave central. Según relata Bolaños, «proceden de lo que sería el templo romano de Tricio, situado en lo alto del cerro donde está ahora la villa y en el lugar donde se ubica la iglesia de San Miguel. De las encontradas en España de esa época, son las de mayor diámetro, aproximadamente metro y medio. Datan del siglo I, de estilo corintio, y en su origen venían a alcanzar más de 20 metros de altura», lo que lleva a añadir que «el templo debió de ser un monumento descomunal».
Además, en la cabecera de la basílica, en el suelo, se pueden admirar teselas de un mosaico paleocristiano que debió cubrir la Cámara Santa. Más arriba, se conservan restos de las pinturas que en su origen decoraban el templo, unas pinturas románicas de finales del siglo XII, que fueron repintadas sobre las originales paleocristianas del siglo V y que representan varias escenas de la Pasión de Cristo.
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