Los Tomares, el barrio de bodegas que desea ser zona residencial

El barrio de Los Tomares de Murillo de Río Leza no es solo el tradicional de las bodegas, desde hace décadas también es una zona residencial. Eso hace que la problemática que sufren estas zonas, como la de Lardero, Villamediana, Entrena y Alberite, se acreciente en Murillo porque cuando se derrumba un calado no solo puede afectar al tránsito, también a los vecinos que residen en la calle. «Tenemos muchísimos agujeros fruto de los caños [bodegas] hundidos, muchas zonas sin iluminar y calles sin urbanizar. Queremos que el acceso a las viviendas sea digno. Pero también solicitamos unos servicios mínimos, como más contenedores y papeleras, que no hay ninguna», expone María Merino, secretaria de la Asociación Vecinal de Los Tomares.

Otro problema es la canalización del agua, porque el barrio está a los pies de un cerro y cuando llueve los caños se inundan, por lo que piden que las riadas se dirijan al río. Pero tal vez la mayor preocupación sea el abandono de bodegas, que no solo contribuye al deterioro del barrio, sino que suponen un peligro. «Nos consta que parte son de particulares y parte, del Ayuntamiento, al que se las han ido cediendo, así que nos gustaría que se exigiera a los propietarios que las saneen porque son un peligro», apunta María Merino.

Los Tomares, aunque parezca un arrabal, realmente combina bodegas en ruina con envidiables casas de campo. En la asociación son 70 miembros y residen unos 40 en el barrio. Incluso celebran su propia fiesta por San Pedro. «Es un barrio muy tranquilo, con muy buen ambiente y cada vez están viniendo más familias, así que ya es más necesario que el Ayuntamiento se ocupe de esta zona», expone María Merino.

Isidoro Rojo no solo es vecino de Los Tomares, sino que especifica orgulloso vivir en la calle Tanerías. «El mayor problema es el estado de las bodegas y las calles. Pedimos al Ayuntamiento que parte del IBI que recauda aquí lo invierta en esta zona», opina Isidoro. José Antonio Ruiz Clavijo, también vecino del barrio, señala la inseguridad como principal preocupación. «No podemos transitar con seguridad por las calles porque no hay luz, por el estado del pavimento y de los inmuebles», añade José Antonio. Mario Galilea cuenta con un estupendo caño. «Cuatro personas vienen a merendar o lo que sea y cuidan las bodegas, pero lo demás está completamente abandonado», subraya Galilea.

El Ayuntamiento de Murillo de Río Leza celebró ayer un pleno extraordinario, a petición del PP, en la oposición, para analizar la situación de Los Tomares. Gonzalo Ibáñez, portavoz popular, reclamó un inventario de propiedades para saber cuántas bodegas son municipales, arreglar el camino Tanerías y reorganizar los contenedores de basura, entre otras demandas. El alcalde socialista, Sergio Chicote, aseguró que «intentamos hacer la zona lo más habitable posible» y anunció que «lo que va a cambiar es la política de caños, porque todos tienen dueño hasta que se cae, que entonces no son de nadie». Y anunció que a mediados de diciembre todo el pueblo estará ya iluminado y que están a la espera de subvenciones del Gobierno de La Rioja para arreglar caminos. El concejal Raúl Casero informó de que el equipo de gobierno invirtió más de 40.000 euros el año pasado en el derribo de bodegas y que se han remitido escritos a seis propietarios instándoles a actuar.

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