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El equipo de voluntarios de On&Off posa en la céntrica plaza de la Iglesia, justo antes de realizar un taller para los vecinos de Camprovín. E. G. M.
El sueño juvenil de vivir un Erasmus en el pueblo

Camprovín

El sueño juvenil de vivir un Erasmus en el pueblo

Por tercer verano consecutivo, On&Off ha traído a un grupo de voluntarios internacionales que durante un mes apoyará a la comunidad local

Martes, 23 de julio 2024, 07:34

Procedentes de siete países distintos, y con edades entre 18 y 30 años, diez voluntarios extranjeros residen en Camprovín desde hace un par de semanas. Hasta el 25 de agosto, estos jóvenes, enviados por el Cuerpo Europeo de Solidaridad, vivirán una experiencia rural inmersiva. En esencia, su labor está centrada en el festival 'Camprovinarte' –que comenzó ayer–, y en desarrollar actividades en beneficio de la comunidad local.

La iniciativa, promovida por primera vez en 2022 por la Asociación Teatral On&Off, goza de tanto éxito que este año se apuntaron más de 500 chavales, de los que finalmente fueron seleccionados una decena. Uno de ellos es Alihan. Este turco, de Ankara, tiene 23 años y estudió Ingeniería Electrónica. Un amigo suyo fue parte del equipo el estío pasado y le habló tan bien de Camprovín que quiso atreverse.

«Vivir una experiencia así, antes de entrar al mercado laboral, me ayudará a formarme humanamente», explica Alihan. Para él, es su primera vez en España, aunque llega con buenas referencias. «En mi país dicen que los españoles son gente de gran corazón, y es verdad», cuenta el joven. «También me dijeron que la mayoría no habla inglés», añade riéndose.

Alihan es nuevo en estos lares, sin embargo, hay otras que repiten. Sabrina, italiana de Pavía, vive a sus 19 años el 'Erasmus rural' por segunda vez. «Ojalá pudiera quedarme para siempre», afirma. Entre lo que más le gusta de este lugar, destaca el festival artístico y la comida. «Mangiare, mangiare», exclama sonriente en su idioma, mientras los demás la señalan como chef del grupo.

Entre ellas Andrée, compatriota de su misma edad. Procedente del Valle de Aosta, la experiencia en Camprovín le servirá como base «para descubrir mi voz interior y saber qué hacer en el futuro». Andrée se siente muy cómoda en España, por la similitud de culturas, aunque ha notado pequeñas diferencias como, por ejemplo, en los horarios. «Los españoles cenáis bastante tarde», ironiza.

Macarena Ochoa, portavoz de On&Off y mentora del grupo, apunta a que la asociación ha optado «por perfiles heterogéneos». Así, en el equipo de diez, hay gente especializada en cocinar, como Sabrina, otros que saben mucho de informática, como Alihan, y distintas especialidades que aportan valor añadido. Una de las más particulares es la de Margarida. Ella es de Castelo Branco, céntrica ciudad portuguesa. Dispone de formación musical y ha ejercido de profesora de jazz en su país natal. Con 28 años, estaba cansada de su anterior vida y quería marcar la diferencia en otro sitio.

«Para lo que a mí me gusta hacer, es mejor estar aquí que en Portugal», confirma esta lusa. Cuando finalice el voluntariado en Camprovín, buscará quedarse de manera definitiva en España, ya sea en nuestra región o donde la lleve el viento. «Me cautiva el vino, no obstante, le doy prioridad a trabajar de lo mío», dice en un inmaculado español. De momento, su amplia experiencia como cantante servirá de ayuda para las rutas performativas de 'Camprovinarte' a lo largo de la semana.

Convivencia en la casa rural

«Tener aquí a tanta gente de fuera, que luego difunda el nombre de Camprovín por el continente, es una cosa maravillosa», detallan desde On&Off. La convivencia entre los diez voluntarios –viven todos en la misma casa rural–, les servirá además para enriquecerse culturalmente y, quién sabe, si para hacer amigos de por vida. Por ejemplo, hay dos de ellos que ya son uña y carne, los franceses Nina y Timothée.

Con 26 y 29 años respectivamente, la primera viene de Montpellier y el segundo de Bayona. Ella estudió Sociología y, habiendo ya trabajado con ONG, ve en este voluntariado «la oportunidad perfecta para curtirme en gestión de proyectos». Sin haber vivido una experiencia Erasmus hasta ahora, escogió Camprovín «prácticamente al azar». En estas semanas iniciales, de lo que más está disfrutando es de tejer lazos con la comunidad nativa, ayudarles y proporcionales talleres culturales, que siempre gozan de buena acogida.

Por otro lado, Timothée llegó aquí aconsejado por su hermana Élise, que primero vivió una experiencia de voluntariado y ahora reside de forma permanente en el pueblo. «Me encanta ser parte del grupo y de todas las actividades, Camprovín tiene un aire guay y ojalá pueda quedarme mucho más tiempo», expresa él. Muy fan de pasar las tardes en el bar, Timothée y el resto de sus compañeros se deleitan en grande con el ambiente artístico y rejuvenecedor que se respira estos días en la localidad de 174 vecinos.

Vivieron con alegría el triunfo de España en la Eurocopa, pasan sus (pocas) jornadas libres descubriendo la comarca najerina, exploran el monte y la naturaleza y, sobre todo, disfrutan mezclándose con los lugareños. «No es porque lo organicemos nosotros, pero creemos que programas de voluntariado como este contribuyen en gran medida a reactivar el tejido rural, y a desarrollar a nuestros jóvenes», sentencia Macarena Ochoa, de la Asociación On&Off y principal artífice del proyecto.

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