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Pese a que Sorzano contó con una Escuela de Primeras Letras, fundada en 1744, por lo que sería la más antigua de La Rioja, ... e incluso llegó a tener un aula de gramática latina, no se recuerda que el pueblo llegase a disfrutar nunca con una biblioteca municipal. El equipo de gobierno local (PSOE), liderado por el alcalde Javier Poyales, está dispuesto a que eso cambie y ha emprendido unas obras en el centenario edificio del CRA Moncalvillo, ya en desuso, para albergar allí una casa de cultura que contenga una biblioteca, además de museo, sala de exposiciones, aulas, etc.
«Desde que cerró la escuela por falta de niños hace unos doce años solo se ha usado para las votaciones. Se utilizaba como trastero y limpiando un poco una de las aulas pudimos albergar la ludoteca el verano pasado, pero lo que queremos es hacer una casa de cultura», explica Javier Poyales. «Sorzano, con el patrimonio cultural que tiene tanto en su archivo histórico como de danzas y tradiciones, nos chocaba que no tuviera un referente en este sentido», considera el alcalde.
De tal modo, con la labor de los alguaciles municipales se está llevando poco a poco la rehabilitación del edificio, que estructuralmente está en buenas condiciones. «La idea básica es dedicar una de las aulas a una biblioteca rural, con espacio de lectura y rincón de juegos, y poder albergar actos, presentaciones...», detalla Javier Poyales.
«En Sorzano siempre hemos presumido de que, como dice la historia, ha habido poca incultura porque se ha velado para que los niños supieran leer, escribir y tuvieran sus conocimientos. Por eso es raro que en un pueblo tan pequeño salieran tantos personajes ilustres. Pero es por eso, porque tuvimos la primera escuela de Primeras Letras y el aula de gramática», opina Poyales.
Así, la pretensión es contar con todos los libros que se hayan editado sobre Sorzano. Y también han pedido a los vecinos del pueblo que donen libros. «Pedimos, sobre todo a los vecinos, que nos donasen libros y los dos primeros días nos trajeron siete cajas. Y se ha comprometido gente que vive fuera a traer más porque les hace ilusión. Y eso nos llena de alegría porque vemos que la gente se implica en algo bonito que es para todos. Lo que no queremos es que sea un reclamo para que todo el mundo nos traiga libros, en principio no los necesitamos. Estamos economizando tiempo y espacio. Tenemos unas estanterías en las que nos entran 3.000 libros. No queremos amontonar», advierte el alcalde. Actualmente ya se encuentran catalogando los libros recibidos.
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