Un momento del reparto ofrecido ayer en la casa de la cofradía del Santo. :: albo

La vieja caridad que induce a trasnochar

El origen del 'Almuerzo del Santo' no se remonta a Domingo García y sí a la obligación de las cofradías de atender a los pobres

J. A.

SANTO DOMINGO.

Lunes, 13 de mayo 2019, 08:32

Cientos de personas secundaron ayer el madrugador 'Almuerzo del Santo', ofrecido por la cofradía del Santo, que precede de una misa a las seis de la mañana.

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María Jesús Moreno y Marta Martínez han sido las encargadas de preparar el tradicional guiso, cuyos ingredientes principales son los garbanzos, la carne de carnero y la acelga. En estas labores han estado ayudadas por Mari Santos, Angelines Hernando y Mari Carmen Mateo.

En total, se han empleado unos 150 kilos de garbanzos y alrededor de 270 kilos de carne, que, servidos bien calientes, reconfortan los cuerpos de quienes acostumbran a pasar la noche en vela, prácticamente toda la juventud local.

Aunque, generalmente, se indica que este acto recuerda la práctica caritativa de aquel a quien las fiestas honran, Santo Domingo de la Calzada, según el historiador Francisco Javier Díez Morrás no hay que remontarse tanto tiempo atrás para buscar sus orígenes y, derivado de ello, tampoco a la actividad benefactora de Domingo García.

«En realidad -indica en su blog 'Historia calceatense'-, el potaje a base de garbanzos repartido el día de su festividad, está relacionado con la obligación caritativa que toda cofradía, entre ellas la de Santo Domingo de la Calzada, debía cumplir por lo menos una vez al año, pues las cofradías siempre han tenido entre sus deberes el de atender de alguna manera a los pobres y necesitados».

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El estudio alude a un documento del año 1770 conservado en el Archivo Histórico Nacional, en el que se enumera las cofradías locales que daban una limosna -la de la Vera Cruz, Dulce Nombre de Jesús, Santa Lucía, San Crispín, San Sebastián, Santa Cristina y San Hipólito, San Antonio de Padua, San Pedro y Nuestra Señora de la Concepción-, y las que preparaban una comida para los pobres, que eran las de Nuestra Señora de las Abejas, Nuestra Señora de Valvanera, San Andrés y Santiago, y la de las Antorchas, Santa Catalina. También la cofradía de Santo Domingo de la Calzada, que daba «un almuerzo a los pobres la mañana del día del Patrón en el Santo Hospital», siendo su coste el de 300 reales.

Con el tiempo, posiblemente por la desaparición de los muchos pobres que antaño hubo, el acto fue perdiendo su significado original y se convirtió en un reparto a la población en general, que hoy se rodea de tintes lúdicos y festivos.

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