David Mena, Carlos Barrón y concejales del PP conversan en el salón de plenos minutos antes de la sesión de investidura, en junio de 2019. MA ALBO

Santo Domingo escribe un punto y aparte en su gobernabilidad

Crónica ·

Los calceatenses asisten a una ruptura tácita, que no oficial, del pacto de Gobierno entre PP y MSD, y dejan claro que no quieren espectáculos ni bronca, sino gestión

Javier Albo

Santo Domingo

Sábado, 16 de julio 2022, 02:00

La fotografía que ilustra estas líneas es del 15 de junio de 2019, poco antes de que diera comienzo el pleno de constitución del nuevo ayuntamiento. En ella, los concejales del PP y de Muévete Santo Domingo (MSD) 'negocian' in extremis. La tensión se adivina ... en sus rostros, motivada por una cuenta atrás hacia un acuerdo para el que ya no había tiempo.

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Minutos después fue investido como alcalde el socialista, Javier Ruiz. Tomaba las riendas de un gobierno en minoría, con el apoyo de IU, que pronto se demostró excesivamente minoritario. La oposición, superior en número, tumbaba uno tras otro los asuntos que el PSOE llevaba al pleno y, no solo eso, los modificaba a su conveniencia. Es decir, la oposición mandaba.

Esta situación kafkiana se sostuvo hasta octubre, cuando, a través de una moción de censura, David Mena se hizo con la vara de mando y Carlos Barrón se erigió en primer teniente alcalde. Y donde dije digo, digo Diego. Donde antes no había más que tirantez, surgió el buen rollo. Ya se sabe que en política todo es posible. La aritmética manda y hace extraños compañeros de cama. Pero aquel 'matrimonio de conveniencia' pronto empezó a chirriar.

Aún queda un año de legislatura y los vecinos, que no están en carrera electoral, no quieren que se pierda

«Lo fácil y zángano hubiese sido salir en prensa hoy solicitando propuestas a los partidos políticos sin presentar un borrador de propuestas ni partidas», dijo Carlos Barrón en agosto de 2021, en alusión a su 'socio' el PP, al presentar el proyecto de presupuestos de su partido para 2022. Aquella frase, y todo lo que ocurría en torno a ella y la había motivado, fue el punto de partida, a nivel público, del deterioro del gobierno municipal.

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En este proceso, MSD ha sido especialmente crítico con el PP, que ha mantenido una actitud más tibia. La política nacional también afecta, positiva o negativamente, a los partidos municipales de las mismas siglas. A los populares puede beneficiarles el 'efecto Feijóo', pero el partido de Barrón no tiene nada, más allá del término municipal. Quizá, por eso, se ve obligado a batirse el cobre y mostrarse diferente y necesario, porque las formaciones tradicionales y de ámbito nacional suelen terminar –no siempre–, tarde o temprano, fagocitando a los pequeños partidos municipalistas o reduciéndolos a lo testimonial.

En esa reafirmación de la identidad propia, a solo un año de las elecciones, además de en la discrepancia lógica sobre la gobernabilidad, puede enmarcarse la actual situación, que ha escrito un punto y aparte con el golpe dado en la mesa por el alcalde, que ha cogido a los de Barrón con el pie cambiado. David Mena ha dejado al otrora edil del PP sin las concejalías de Obras y Servicios, y la de Policía Local. Es decir, le ha quitado poder y, sobre todo, protagonismo. ¿Se ha buscado la eficacia, o ha sido una mera venganza?. Está por ver.

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El Consejo de Coordinación de MSD decidirá la semana próxima las medidas a tomar. Sean las que sean, la ciudadanía lo que no quiere son espectáculos ni bronca, sino gestión. Tras una legislatura, la anterior, prácticamente baldía, sin que se aprobara en ella ni un solo presupuesto municipal, en esta se han visto cosas y objetivos. Faltan proyectos esenciales por acometer, pero hay un punto de partida, da igual el color político, para que la ciudad despegue, que falta la hace. Todavía queda un año y lo que los vecinos quieren es que vayan bien «las cosas de comer».

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