A la calceatense Virginia Muñoz, de 22 años, le detectaron en noviembre del 2019 un linfoma de Hodgkin. Logró superarlo, tras lo cual quiso que su experiencia sirviera para ayudar a otras personas. Está plenamente entregada a ello, para lo cual cuenta con su testimonio y ayuda para quien la pueda necesitar y con unas pulseras artesanas que recauda íntegramente el dinero de su donativo para la Fundación Josep Carreras.
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– ¿Cuál es su testimonio?
– Todo empezó hace casi dos años. Me encontraba algo rara, con bastantes síntomas: un día tenía fiebre, otro sudores nocturnos, cansancio extremo... Me hicieron un reconocimiento médico y me detectaron un bulto en el cuello. Pedí vez para el médico, me mandaron a Hematología y empezaron todas las pruebas. Me dijeron que me iban a dar el resultado en un mes y a los tres días me llamaron, lo que me hizo pensar que había algo malo.
– Y lo había...
– Me confirmaron que era un linfoma de Hodgkin, aunque el menos agresivo, y que empezaría con doce ciclos de quimioterapia en seis meses. Me dijeron que iban a ser seis meses de mi vida centrados en eso y que las cosas iban a salir bien. A la mitad del ciclo todo iba estupendamente y yo muy contenta. Sin embargo, en el último scanner me dijeron que había crecido en algunas zonas. Fue un palo enorme. Empecé una quimio totalmente diferente, muy fuerte, durante 23 horas al día. Solo me dejaban descansar una hora, que la usaba para ducharme y poco más. Así durante cinco días ingresada. Me dieron tres quimios y después me hicieron un autotrasplante de mis propias células. El 22 de diciembre se acabó todo. Me dieron el alta y hasta ahora, que sigo con mis revisiones.
– Termina el tratamiento pero decide hacer algo por quienes tienen esta enfermedad.
– Yo le decía a mi madre: «Voy a estar un mes ingresada y se me tiene que ocurrir algo para hacer». No pensaba solo en mí sino en poder ayudar a la Fundación Josep Carreras, que me ha dado muchísimo apoyo. Así, se me ocurrió hacer unas pulseras. Empezamos a mirar presupuestos; a pensar en quién iba a querer ayudar, porque la fundación es muy grande; cómo iba a hacer las pulseras; cómo iba a contarlo todo... Para mucha gente ha sido una sorpresa, porque nunca he querido que se me notase nada y casi he tapado lo que tenía. Me daba mucho apuro estar en el tratamiento y que la gente se preocupara por mí. Prefería centrarme en lo que tenía y, cuando pasara todo, ya ofrecería mi testimonio.
– Y ayudar a otros.
– Colaboro con una cuota anual pero eso me parecía poco. Quería hacer algo más; algo que llamara la atención sobre esta enfermedad. Quiero pasar página pero escribir otra en la que cuente mi experiencia y ayudar. Yo necesité ayuda e información y quiero que otros sepan que también estoy aquí para lo que necesiten.
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– ¿Cómo ha articulado su idea de las pulseras?
– Lo primero que hice fue contactar con la Fundación Josep Carreras y contarles mi idea. Me dieron el visto bueno. De momento va todo muy bien. Hasta de México me han pedido. Quien desee una puede contactar conmigo a través de whatsapp (662 23 39 68) o Instagram(@linfohodgkin). De momento, no tengo un sitio donde se puedan vender. Las doy en mano o envío, junto a unos trípticos de la fundación. Lo quiero hacer muy bonito y que además de comprar la pulsera la gente se sienta bien por colaborar. Son hechas a mano y tienen un donativo de 3 euros, que va i íntegramente a la Fundación Josep Carreras.
– ¿Qué mensaje transmite a la gente tras su experiencia?
– Se necesita muchísimo donante de médula y mucha sangre, es muy importante. Donar salva vidas, es verdad. Llegas al hospital con una anemia de caballo para la que te tienen que poner cinco bolsas en un día y dices: «Gracias». Sin ella, no estaría aquí. Yo era una ignorante de la vida hasta que me ha pasado esto. «Que donen otros», pensaba. Gracias a que hay gente buena que dona se salvan muchas vidas.
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– Estará llena de gratitud.
– Agradezco enormemente los cuidados en el hospital San Pedro y el trato tan humano de las enfermeras, médicas, auxiliares, limpiadoras y todo el equipo. Y darle públicamente las gracias a la persona que ha estado conmigo todos los días, mi madre, María Teresa, al igual que a mi padre Zacarías, hermana Laura; a Zara y a mis dos amigas, Zaira y Lucía, por su ayuda eterna, y a sus padres, Rocío y Alfredo, por ser y por estar siempre.
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