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Una fotografía de grupo al final de la jornada culinaria con los alumnos que se encargaron, de principio a fin, de elaborar el menú Javier Albo
Un peregrinaje entre platos en Santo Domingo

Un peregrinaje entre platos en Santo Domingo

Los alumnos de Hostelería elaboraron ayer, dentro de un plan basado en retos, un menú inspirado en la ruta jacobea

Javier Albo

Santo Domingo

Miércoles, 20 de noviembre 2019, 07:59

El Camino de Santiago se ha convertido esta semana en un reto para la Escuela de Hostelería y Turismo. No ha hecho falta que el alumnado -el de Dirección de Cocina, con la colaboración de los pupilos de Gestión de Alojamientos Turísticos y Servicios en Restauración- se calzaran las botas y aprovisionaran de mochila y bastón. Les ha bastado su traje de faena, recabar información, planificación, mucha organización y arrimarse a los fogones, porque este camino se ha demostrado... comiendo. Todo ello, dentro del nuevo «reto» asumido por los alumnos, dentro del modelo de aprendizaje colaborativo implantado el curso pasado en relación con los ciclos de alto rendimiento, que ha buscado una mayor interconexión -lo dijo su tutora, Rocío Beltrán, al inicio de la jornada culinaria- con el Camino de Santiago, tan cerca del centro que basta abrir su puerta y ya se está en él.

Dentro de ese objetivo propuesto se han realizado diversas actividades a nivel interno, encuestas sobre hábitos alimenticios a los peregrinos, avituallamientos, catas de agua del Camino de Santiago etc. El broche lo puso ayer un menú especial que, para un centenar de comensales fue una suerte de 'peregrinaje' por un itinerario gastronómico que puso sobre el mantel sabores e historia de la ruta jacobea, con los productos característicos de sus regiones en los platos: en el inicio, pimientos de Tormantos caramelizados, pulpo a feira, rosetón de Carpaccio de ternera avileña y Ferrero Rocher de morcilla; en la «primera parada», ramen de la huerta riojana, cardo con crema de castañas y olla podrida; después, zamburiña con vinagreta de lima y trigueros, chilly de cangrejos, crestas de gallo con su torrezno y espuma de calabaza; en la «etapa final», pan (maridado con cada bloque de platos), queso y vino, el postre del camino, tarrotarta de Santiago y chocolate especiado con marshmallow de otoño. Fue un camino que dejó muy buen sabor de boca entre los nada esforzados peregrinos.

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