«Es un orgullo para mí que la gente visite el belén y les parezca bonito»

José María Rodrigo ·

Lo que comenzó hace décadas en un rincón de casa se ha convertido en un enorme belén que cada año es visitado por muchas personas, que disfrutan viéndolo tanto como él explicándolo

Javier Albo

Santo Domingo

Jueves, 17 de diciembre 2020, 13:59

Hay belenes y belenes. Algunos, muy monumentales, pero faltos de personalidad, de vida; otros, en cambio, rezuman estas por sus cuatro costados, porque están hechos con ilusión y cariño. Y se nota. El de José María Rodrigo es uno de ellos; una voluntaria referencia obligada ... cada Navidad en Santo Domingo de la Calzada, en la que recibe a cuantos quieren verlo y, con infinita paciencia, responde una y otra vez a las mismas preguntas.

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– En su casa, cuando era niño, ¿también había un belén?

– No. Solo se ponían algunos adornos y nada más. Sí que he tenido siempre, y aún tengo, un niño Jesús que me regalaron unas tías monjas. Cuando venían a Santo Domingo de la Calzada de vacaciones solían traernos un regalo a cada uno. Los sorteaban y a mí me tocó un niño Jesús, que está un poco descascarillado y voy a ver si me lo restauran.

– ¿Y cuándo empieza a poner el belén?

– El belén empecé a ponerlo cuando mi hijo tendría unos cinco añitos, o así. Entonces había concursos. Aún tengo tres copas que ganó mi hijo con aquellos concursos, que los organizaba el maestro Juan José Sáez Miera. Al principio lo poníamos en el salón de casa. Después empecé a hacerlo un poco más grande, en la terraza, y cuando compré esta lonja, dije: Ahora ya lo voy a hacer a mi manera.

– A su manera es a lo grande...

– Sí, es un belén enorme. Son figuritas que no son muy caras, pero cumplen muy bien su función. Lo que más vale son los detallitos pequeños que hay en las casas. Estas, en su gran mayoría las estoy haciendo yo.

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«Conservo tres copas aún de los concursos que organizaba el maestro Juan José Sáez Miera»

– ¿Su trabajo, antes de jubilarse, tiene algo que ver con que sea un 'manitas'?

– Yo trabajé en la cordelería toda mi vida, casi 59 años, de mantenimiento. Hacía de casi todo, porque no tuve estudios, solo los básicos.

– En Santo Domingo, otro belén de referencia era el del fallecido Julián Velasco. ¿Aprendió usted algo de él?

– He aprendido muchas cosas de él, y él algunas de mí. Nos copiábamos los dos, mutuamente.

– ¿Cambia el belén cada año?

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– Ya no puedo hacerlo más grande, porque no me cabe, pero voy cambiando cosas y añadiendo otras. Este año, por ejemplo, he puesto dos nuevas figuras en movimiento, que son un columpio y un hombre que está asando un cochinillo. La gruta y todo lo que hay en ella es también todo nuevo.

«Empiezo a montarlo a finales de octubre y lo quito después de Las Candelas, el 3 de febrero»

– ¿Cuánto le lleva montarlo?

– Suelo empezar a últimos de octubre, o primeros de noviembre, de forma que para el día de la Inmaculada, en las ferias, lo tenga ya terminado. Ahora empiezo antes porque ya tengo una edad avanzada y me cuesta más. Me tiene que ayudar el hijo, al menos para poner la estructura, que es de hierro. Lo quito siempre después de Las Candelas, el 3 de febrero.

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– ¿Se gasta mucho dinero en el belén?

– Me gasto mucho dinero pero bueno, lo he ido comprando poco a poco. Como mi hijo, Francisco, tiene mucha ilusión, todos los años me compra una figurita o algo.

– ¿Viene mucha gente a verlo?

– Solían venir los vecinos de la catequesis y de las escuelas, pero este año no han podido, por la pandemia. Sí que están viniendo muchas personas mayores.

– Disfruta con ello.

– Es un orgullo para mí que la gente venga a verlo y que les parezca bonito. Les doy las gracias a todos por visitarme.

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