Una Navidad calceatense muy distinta

Que la Navidad de este año no va a ser como hasta ahora, lo sabemos todos. Y, además, nos lo están diciendo: «No será normal», dijo recientemente el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Parece lejana, a más de dos meses vista, pero el periodo navideño conlleva muchas citas que requieren de una preparación previa, diluida este año por completo en muchos casos. La pandemia y su actual evolución están suspendiendo la mayoría de los actos, por incompatibles con las medidas de prevención en la propagación del COVID-19, sobre todo en lo que respecta a las aglomeraciones de personas.

En Santo Domingo de la Calzada hay una cita tradicional que mantiene abierto un resquicio de poder celebrarse: la cabalgata de Reyes. Eso sí, muy modificada para adaptarla a las circunstancias. Por si acaso fuera posible realizarla se trabaja ya en la elaboración de las carrozas que, de una manera simbólica, saldrían a la calle. La idea que se sopesa ahora mismo, transmitida por fuentes cercanas a la cabalgata, es hacer tres sencillas carrozas, cada una de las cuales llevaría, nada más, a un rey mago y un paje. La intención es que no haya público en las calles, sino que todo el mundo las vea desde balcones y ventanas, para lo cual la cabalgata intentaría pasar por todas partes. Por supuesto, no se lanzarían caramelos. La propuesta cuenta, al parecer, con el beneplácito del Ayuntamiento, pero requiere de la autorización de instancias supramunicipales.

A falta aún de una comunicación oficial por parte de la organización, Amigos de la Música, su concurso nacional de villancicos no celebrará su 30 edición. El COVID-19 también se lleva por delante la despedida del año 'Campanadas calceatenses', impulsada por diversas asociaciones. Sus promotores, no obstante, sopesan la celebración de algún «gesto», en una suerte de mensaje de esperanza a la ciudad. Otros colectivos sopesan qué hacer con sus respectivos actos, mientras que el Ayuntamiento, es de suponer, programará citas en el recientemente abierto Avenida. En cualquier caso, dada la absoluta incertidumbre existente ahora mismo, todo está en el aire... hasta las cenas familiares.