'Los milagros del Santo', en resumen

Mucho calor en la plaza de España en el estreno de 'Los milagros del Santo'. Meteorológico, con una temperatura que, con algún grado menos, ya la quisieran para las noches más milagrosas del avanzado agosto calceatense, cuando la 'rebequita' resulta muy insuficiente para el frío que incomoda a los espectadores de la obra. Y calor ambiental también, porque el estreno se saldó con un llenazo total: 250 personas sentadas -el aforo máximo-, y muchas de pie por el resto de la plaza.

La historia más grande que se cuenta por estos lares es más pequeña por segundo año consecutivo, aunque solo en sus formas, no en su fondo. Resumida, diríase, o subrayado lo más importante, dicho sin menosprecio alguno para el resto de los cuadros escénicos, porque para esta edición –cosas de la maldita pandemia– se han seleccionado solo dos escenas. Pero qué dos escenas... «Mucho o poco queremos estar aquí, con todos vosotros», dijo al público Begoña Metola, directiva de la Asociación Teatral Calceatense, promotora del espectáculo.

Una, la del milagro del peregrino ahorcado y del gallo y la gallina, trascendental en la propìa historia de la ciudad, a la que puso en el mapa. Ya saben: «Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada». La escena, revestida de un gran dramatismo, fue el colofón a una representación que, previamente, incluyó la escena de las panaderas, dotada de un gran dinamismo, simpatía (y mucha harina).

Desvestido el espectáculo de sus efectos de luz, el foco recae exclusivamente sobre los actores y actrices. Y lo hicieron de 10, como el público quiso hacer ver con el fuerte aplauso que tributó. Ciertamente, un buen trabajo coral.

La representación se repite hoy y mañana (20.30 horas). El acceso es libre y no hace falta reservar entrada previamente. Basta con venir con algo de tiempo, hacerse con una de las sillas y disfrutar. Este es el objetivo de la obra y la remuneración del elenco.