El lamentable punto y aparte de una biblioteca modélica

La biblioteca municipal de Santo Domingo de la Calzada atraviesa una situación inédita: está cerrada desde hace una semana, porque no tiene quien la atienda. Hasta ahora había cesado su atención o modificado sus horarios puntualmente, bien por vacaciones u otras circunstancias, aunque el servicio nunca había dejado de darse, salvo en la pandemia. A los usuarios se les avisaba con antelación suficiente, de forma que podían planificar tanto los préstamos como la devolución de los libros. En este caso, el cierre fue anunciado por el Ayuntamiento la víspera, hasta el punto de que los ejemplares prestados tienen que devolverse en la oficina del registro del Consistorio (de lunes a viernes, de 9.00 a 14.00 horas).

En la nota de prensa en la que anunció el cierre, el edil Óscar Reina apuntó que este se debía a «motivos ajenos a la Concejalía de Cultura» que él preside desde hace casi ocho meses. También echó balones fuera al indicar que «es un problema que llevaba presente en el Ayuntamiento varias legislaturas y este equipo de Gobierno ha decidido tomar cartas en el asunto».

Sin embargo, la raíz principal del problema se remonta a agosto de 2020, cuando de una manera efectiva dejó su puesto un funcionario del Ayuntamiento que se jubilaba poco después y cubrió su plaza, tras solicitarla y serle concedida, la trabajadora que atendía la biblioteca. Fue a partir de ese momento, sumado a otras circunstancias ulteriores –jubilación del auxiliar de la biblioteca (octubre 2023) y baja de la archivera municipal (junio 2023)–, cuando el servicio emprendió los derroteros que lo han conducido a su cierre temporal.

En esa fecha (agosto de 2020) estaba como concejal de Personal el hoy alcalde, Raúl Riaño, 'socio' actual de Óscar Reina en el equipo de Gobierno. Este último había presentado su dimisión como edil del PP dos meses antes, en junio de 2020.

La situación, en todo caso, escribe un lamentable y, para muchos inexplicable, punto y aparte de un servicio que ha sido modélico en su funcionamiento, en el conjunto de las bibliotecas públicas de la región. La incorporación de libros a sus fondos bibliográficos ha sido una constante en los últimos años, todo lo cual aparecía recogido en un boletín de novedades que tenía mucha aceptación entre el vecindario. Desde julio, sin embargo, no se han comprado libros. También se llevaban a cabo diversas actividades para la promoción de la lectura y de la cultura en general.

En su nota del 31 de enero Reina indicó que, «a priori, parece una noticia dura, pero realmente es un trámite que hay que hacer para no volvernos a ver en esta situación». No lo parece, lo es. Muchos vecinos, además de los partidos de la oposición, que salieron en tromba, no entienden cómo ha podido llegarse al cierre, aunque sea temporal. Diario LA RIOJA intentó hablar ayer sobre este asunto con el concejal de Cultura, sin conseguirlo.

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