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El arca con los restos de Santo Domingo precedió a la imagen del patrón de la ciudad calceatense en la procesión que ayer recorrió las calles. :: albo

Un día grande en grado superlativo

La festividad de Santo Domingo de la Calzada, con la procesión de sus restos, dejó pequeñas las calles | El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, presidió la eucaristía que centró los actos religiosos de la fiesta

Javier Albo

Santo Domingo

Lunes, 13 de mayo 2019, 08:32

Todo se alió ayer para hacer un día para recordar, grande en grado superlativo: era domingo; festividad de Santo Domingo de la Calzada; enmarcado en la celebración del Milenario y Año Jubilar Calceatense; los restos del Santo salían en procesión y, por si fuera poco, en el cielo lucía en solitario el sol y ello animaba a salir. El resultado: calles en las que no se podía dar un paso.

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En la plaza del Santo parecía que no cabía un alma más cuando terminó la eucaristía presidida por el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, con asistencia también del obispo de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Carlos Escribano. De hecho, cuando acabó la celebración y la catedral empezó a trasvasar fieles fuera, costó encontrarles hueco.

PROGRAMA PARA HOY

  • 12 Toma de posesión de los nuevos priores, Óscar San Román y Mila Luzuriaga.

  • 18 Becerrada local.

  • 19 30. Verbena infantil.

  • 20 30.Degustación de salchichón

  • 21 y 25 'Krossko-Diskóbolo'.

Bien apretados, cientos de personas recibieron la salida de la imagen del Santo y del arca con sus restos con un espontáneo aplauso. Después, un instante de silencio, del que surgieron las voces de la Coral Calceatense. «Fuiste un vaso de buen vino, fue tu vida una plegaria, tu corazón fue camino, gallo que despierta al alba». Así rezan algunas de las frases, cargadas de espiritualidad y simbolismo, de la pieza que compusieron Víctor Monge y Fernando San Romualdo, que el próximo año cumplirá medio siglo de director de la agrupación y que, siempre inquieto, ayer repartió hojas con la letra entre los presentes para que la ciudad participe en este momento tan especial y emotivo. Cuando terminaron su interpretación corrieron para la casa de la cofradía del Santo, donde cantaron el 'Resuene', y, de allí, aceleraron hasta la plaza de Hilario Pérez para entonar 'Paisanos'.

También los gaiteros dispensaron un recibimiento especial a la imagen del Santo, con una adaptación, previa al toque tradicional, de 'Voces se elevan al cielo', que sorprendió a los presentes. Cumplido el saludo de los danzadores, la procesión arrancó y fue avanzando muy lentamente por las calles del Casco Antiguo. Unas dos horas después llegaría de nuevo a la plaza del Santo. Todo el mundo quería portar los restos y la imagen y, en algunos tramos, se producían verdaderas aglomeraciones. La cofradía del Santo se tuvo que empeñar mucho en tirar de la procesión para que esta fuera algo más rauda. En ella participó el presidente del Gobierno de La Rioja, José Ignacio Ceniceros, el alcalde, Agustín García Metola, entre otros representantes políticos y de diversas instancias. No había demasiados: estamos en campaña.

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