Una romería como señal del regreso a la normalidad. Un buen indicador, al menos. Si miles de personas se reúnen en torno a un botellón, ¿por qué no van a hacerlo uno o dos centenares alrededor de su Santo? Santo Domingo de la Calzada, ciudad ... rica en tradiciones, llevaba desde el 13 de octubre de 2019 sin celebrar una. Ayer reabrió este capítulo con, seguramente, la más sencilla de todas, la menos popular (cuantitativamente hablando), la última del año y, al mismo tiempo, la que más relación tiene con la historia de la ciudad, porque lo que se contó que pasó influyó, y mucho, en su propio devenir. Sin él, no se entiende. En ella, cada año, se conmemora el milagro del peregrino ahorcado y del gallo y la gallina.
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Aunque se trata de un milagro muy grande, el programa es muy pequeño –este año más aún–, en el que sin duda influye lo lectivo y laboral de la jornada. Misa, procesión y una rifa de la imagen del Santo. En eso consistió todo, darle a los carrillos aparte. En años anteriores también acudió hasta el lugar la asociación de viudas Rioja Alta, que celebraba en sus campas una comida de confraternización. Algunas cuadrillas hacían otro tanto. En esta ocasión no ha sido así, sin que tan siquiera se celebrara 'in situ' la comida del patronato de la ermita, formado por la Cofradía del Santo, el Ayuntamiento y el cabildo catedralicio, que dadas las reducidas dimensiones del comedor trasladó el condumio al 'Salón de las doncellas'.
Desde la casa de la cofradía del Santo, precisamente, pasando por la catedral y el Ayuntamiento, partió la comitiva del patronato en dirección a la ermita que abrió sus puertas al culto en el año 1890. Entre sol y sombra, bajo los castaños asediados por la Cameraria Ohridella, llegaron al templo, donde aguardaban ya un centenar de personas, muchas de ellas alegres por el reencuentro, para la misa que se ofició en su interior. Terminada esta tuvo lugar la procesión, con el gallo y la gallina portados por su cuidador, Francisco Javier Valer, y a continuación la rifa –el número agraciado fue el 9.478–, además de un aperitivo ofrecido por la cofradía a sus invitados. Después, allí no quedó nadie.
Esta tradición abre y cierra este año el capítulo de romerías que se inicia después de las fiestas patronales del Santo, que empiezan por la de Gallinero de Rioja y sigue con las dos a la ermita de Nuestra Señora de Las Abejas, la de San Juan de Ortega –discípulo de Santo Domingo de la Calzada–, y la de Viloria de Rioja, cuna de Domingo García.
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