El imponente conjunto defensivo de la calle del Cristo, con sus saeteras y ventanas. ALBO

La fortaleza que aguanta el asedio del tiempo

Suplement especial Rioja alta ·

La catedral de Santo Domingo de la Calzada mantiene todavía muchos vestigios de un edificio que fue proyectado con un carácter defensivo entre los siglos X y XII

Javier Albo

Santo Domingo

Sábado, 14 de noviembre 2020, 13:30

El maese Garçión proyectó en 1158 la iglesia de Santo Domingo de la Calzada y una fortaleza, para defenderse de los musulmanes y nobles cristianos del entorno, en permanente conflicto bélico entonces unos contra otros.

Publicidad

Hasta el año 1250 la población era una villa abadenga: ... tanto la autoridad civil como la eclesiástica recaían en el abad. Cuando el obispo de Calahorra Juan Pérez de Segovia solicitó el cambio de sede episcopal a Santo Domingo de la Calzada y se le concedió en 1232, en igualdad de derechos que la sede primera, las autoridades civiles de esta parte de La Rioja ordenaron su asesinato. No lo consiguieron, pero se dice que algún aldeano pagó con su vida su parecido con el obispo, en la creencia de que se había disfrazado para llegar a la nueva sede. La iglesia, y por tanto la fortaleza, debían ser un lugar seguro para el obispo.

¿Qué queda de aquella primitiva fortaleza?. Repasamos los elementos que han sobrevivido al tiempo de la mano del guía de la catedral, Pedro Miguel Rojas. El recorrido empieza por las almenas y merlones (cubos de protección junto a la almenas) que dan a la calle Mayor, frente a la que fue puerta principal de entrada al antiguo hospital de peregrinos. Ahí puede verse, muy deteriorado, el escudo de Castilla y León.

Toda la catedral estuvo circundada por un corredor elevado, del que se conservan diversos tramosEl acceso principal al templo, la puerta del Cristo, contó en sus orígenes con tres grandes arcadas

En el año 2008, las obras de restauración de las cubiertas de la catedral sacaron a la luz varias almenas que formaban parte del fortificado edificio, en el siglo XI.

Publicidad

Las paredes o muros de carga de la puerta principal o del Cristo, así como el lateral izquierdo de la catedral que da al claustro, tienen de tres y medio a cuatro metros de muro sólido, también con una finalidad defensiva.

Además, toda la catedral estuvo circundada por un corredor del que se conserva una parte importante en la cara sur, o puerta del Cristo; en la norte, que da al claustro, y también en la del este, en la cabecera de la catedral (triforio). El resto ha desaparecido tras las diversas ampliaciones del edificio para la construcción de edificios anexos, o para su uso como capilla-panteón de las familias nobles y/o eclesiásticos de alto rango. Todavía existen cuatro husillos o escaleras de caracol, por las que se asciende desde la planta baja hasta las zonas altas.

Publicidad

En la parte superior de la capilla de San Pedro, en la cabecera de la iglesia, y sobre un tramo importante del triforio, las cubiertas o tejados no son de tejas, ni de los modelos árabe (curvas), ni romano (planas), es una estructura en piedra arenisca que forma conjunto con el resto de la construcción. «Obviamente, los tejados necesitaban una proyección similar a las paredes, porque en caso de asedio al edificio no iban a dar facilidades para que les entrasen por los tejados», explica Rojas.

Detrás de la pila del agua bendita situada junto a la puerta del Santo, se encuentra la base de la primitiva torre defensiva y campanario, que en su parte superior fue destruida por un rayo, y que a partir de 1763 se utiliza como parte del contrafuerte que protege y sostiene la puerta del Santo. Y en la antesacristía se conserva una hermosa saetera o aspillera, que apareció, entre otros elementos, cuando se restauró esta parte.

Publicidad

Tres tipos de ventanas

El recorrido por los vestigios de la antigua fortaleza debe hacer un alto en el extraordinario conjunto defensivo de la puerta del Cristo. En origen había tres grandes arcadas, cuya finalidad era la de proteger la puerta del acceso al edificio. Hoy se conserva la parte central y una de las arcadas. Esta estructura cuenta con tres tipos de ventanas: saeteras, a la calle Mayor, desde las que un arquero podía disparar sus flechas desde una posición elevada y que fuese difícil acertarle a él, dada la estrechez de la ventana; al sur, ventanas de media altura, más amplias que las saeteras, pero protegidas hasta la mitad del cuerpo, para arrojar desde ellas objetos grandes, aceite hirviendo etc. Y por último, ventanas abiertas totalmente al interior de los patios de la estructura, con la finalidad de arrojar con más facilidad todo tipo de materiales defensivos.

Detrás de la puerta del Cristo, a izquierda y derecha de la misma, hay dos huecos de unos 30 centímetros de lado y varios metros de profundidad embutidos en la pared, que servían para sacar un cabrío de madera, bien de olmo o roble, con la finalidad de dar mayor protección a la puerta. También hacía las veces de tranca protectora de la misma.

Publicidad

La catedral cuenta con tres puertas: la principal, como se ha dicho, en la calle del Cristo, y otras dos de servicio: una al norte, que se conserva y da a la sala capitular, y la Puerta del Santo. Sobre la primera se conserva el matacán, es decir, un balcón defensivo con almenas y con el suelo abierto para poder ver quienes entraban y defenderla si fuera el caso.

Este matacán permaneció oculto durante siglos, tras las obras que se realizaron en la sala capitular para realizar un lucernario con el fin de dotar de más luz a la biblioteca que existía en la antesala de la misma, donde se reunía el obispo con los capitulares. En 1992, patrocinado por la Fundación de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, se restauró la alfarjía de la sala capitular y se devolvió a su primitivo estado dicha estancia, quedando al descubierto el matacán oculto por el lucernario. Aún se puede acceder hasta él a través de los pasadizos que en su momento circundaban toda la catedral-fortaleza.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta especial!

Publicidad