«Para ser figurante profesional es muy importante tener paciencia»

– Y ahora participa en el rodaje de la serie 'La Santa'...

– Sí, realizo un papel de reparto, que para mí es un regalo. Interpreto a un preso que está encarcelado por culpa de una violación que no cometió. La produce 'PL Model' y ahora está en búsqueda de financiación y plataforma de emisión.

– ¿Y en 'El Cid' qué hace?

– Figuración, tanto como soldado como pueblo castellano en la segunda temporada. Haciendo escenas de lucha disfruté mucho. Era febrero de 2020 y aún se podía grabar con normalidad. Éramos 200 figurantes entre soldados, pueblo, jinetes, stunt... En una de las últimas escenas que grabé, estando «muerto» impacté tanto a uno de los directores como a David Castillo, que se quedó asombrado por cómo ponía mi mandíbula para marcar una muerte entre realista y tétrica.

– ¿Para ser «figurante profesional» qué se requiere?

– La paciencia es muy importante. Entre toma y toma puede haber muchos ratos muertos. Luego hay que obedecer todas las indicaciones de rodaje, sobre todo la privacidad. Y estar siempre abierto a cambiar de ciudad para trabajar. Yo vivo en Zaragoza, pero grabé 'El Cid' en Madrid, concretamente en Guadarrama.

– ¿Qué cobra un figurante?

– Depende del tipo de figuración que se haga. Hay tres niveles: la figuración sencilla, o sea, eres mero paisaje pero tienes que estar ahí. Esta la pagan a 45 euros, la sesión de ocho horas. Luego está la especial, aquí sí que tienes que hacer algo específico, como gritar en grupo, o como en el caso de 'El Cid', escenas de pelea y acción. Ahí se incrementa unos diez euros la hora de trabajo. Y la que más se cobra es la pequeña parte, en la que sí que tienes una frase que le dices a uno de los actores: unos 170 euros, más un porcentaje en concepto de derechos de imagen.

– ¿Con qué director de cine le gustaría trabajar?

– Disfrutaría con Álex de la Iglesia, Daniel Calparsoro o Santiago Segura. Los tres han hecho buen cine de acción. Lo único que me daría miedo es el tema de las escenas en altura, porque tengo algo de vértigo, pero me encanta hacer escenas de pelea.

– ¿Qué papel considera que podría hacer mejor?

– Me divierte hacer de villano. Disfruto ya que puedes hacer cosas que en la vida real son reprochables y punibles, pero que cuando se actúa son maravillosas.

– ¿Alguna anécdota curiosa que le haya ocurrido?

– No pude ir a la boda de mi hermano por trabajo. Estaba actuando en un cabaret con Marisa Aulaso, una gran transformista de Zaragoza, y para mí es sagrado el trabajo. Siempre me lo echará en cara, pero lo entiende (ríe).