No hay nada en Santo Domingo de la Calzada más singular –entre lo histórico y lo simbólico– que el gallo y la gallina que habitan en el gallinero del interior de la catedral del Salvador, justo enfrente del sepulcro del Santo. Quienes saben de antemano de su existencia acuden al templo para cerciorarse y verlos, y quienes la desconocen y se adentran en la iglesia se ven sorprendidos por el cántico del gallo, da igual que se esté celebrando algún acto litúrgico o no. Esas aves, que deben de ser de plumaje blanco, se crían en un corral que hay en la Casa del Santo, albergue de peregrinos y sede de la Cofradía del Santo. Hace unos pocos días la persona que se ocupa de cuidarlas ha cambiado. Ahora lo hace el calceatense Francisco Javier Valer, de 65 años y de profesión conductor de excavadora.
– ¿Cómo se ha convertido en el cuidador de las aves que surten al gallinero de la catedral?
– Me lo dijo la priora de la Cofradía, Mila Luzuriaga. Nos encontramos un día en la calle y me dijo que necesitaban a una persona que cuidase de los gallos y las gallinas de la catedral. Me pregunto si me importaba hacerlo. Y yo le contesté que no tenía ningún inconveniente, así que me respondió que lo iba a proponer a la Cofradía y que ya me diría. Al poco tiempo me lo confirmó, y aquí estoy.
«En la Casa del Santo hay seis gallinas y dos gallos, y en la catedral están el gallo y la gallina»
– ¿Usted ya tenía experiencia en el cuidado de las aves de corral?
– (Se ríe) Yo tengo en casa gallinas. Ya las conozco un poco.
– Es decir, que ellos ya sabían de sus conocimientos, ¿no?
– Sí. Precisamente me vieron salir de mi gallinero y fue entonces cuando a Mila le vino a la cabeza esa posibilidad. Así que por cuidar unas cuantas gallinas más no va a pasar nada.
– Porque, ¿cuántas aves hay en el gallinero de la Cofradía para surtir a la catedral calceatense?
– En la Casa del Santo hay seis gallinas y dos gallos, y luego están el gallo y la gallina de la catedral.
– ¿Le lleva mucho trabajo esta tarea?
– No, no. Es una cosa muy liviana. El día que hay que limpiar un poco más fondo el corral ocupa más tiempo, pero no, no requiere mucho trabajo. Todo es cuestión de que cada día se dé un repasito y al cabo de unos días hacer una limpieza un poco más a fondo. Pero no, no es trabajo.
– Pero también hay que mantenerlos bien alimentados y que no pasen sed, ¿no?
– Sí. Sobre eso ya les dije a los miembros de la Cofradía que había que poner unos bebederos en condiciones, porque los que tenían no son prácticos. Me dieron el visto bueno y los puse en la catedral y en la Casa del Santo. De esa manera tampoco es obligado estar cada día echándoles agua.
– ¿Qué supone para usted el gallo y la gallina de la catedral?
– Yo estuve danzando para el Santo durante cinco años y ahora cuidar del gallo y la gallina es un orgullo. Me gustó la idea de que me pidieran cuidarlos y me siento muy orgulloso de poder hacerlo.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.