Secciones
Servicios
Destacamos
El obispo de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Carlos Escribano, y el presidente de Ferrovial, Rafael del Pino, firmaron en febrero un convenio en torno al Año Jubilar Calceatense, por el que la empresa aporta 20.000 euros para las obras de restauración de la cripta del Santo, que ya están en marcha. Con ello se abre una nueva página sobre el espacio más importante de la catedral, emocionalmente hablando, por cuanto en él se encuentran los restos del patrón y fundador de la ciudad.
Sobre este lugar existe un interesante artículo, publicado en las actas del III Simposio de la catedral bajo el título 'El siglo XX en la catedral calceatense (1900-1981): intervenciones y restauraciones', cuyos autores son el anterior abad, Pelayo Sáinz Ripa, y el historiador Francisco Javier Díez Morrás. «La construcción de la cripta es la obra nueva más importante de cuantas se emprendieron en la catedral durante los ochenta años a los que nos referimos. A su vez es una de las más desconocidas pues no existen demasiadas referencias sobre su construcción», escriben en él, algo que basan en las penurias económicas que atravesó la obra, que hizo que el proyecto se alargara mucho en el tiempo, teniendo en cuenta que los primeros pasos se dieron en 1939.
Los dos investigadores hallaron en el acta del cabildo celebrado el 22 de enero de ese año la primera referencia a la construcción de la cripta. En ella se indicaba que había llegado un oficio en el que se informaba de que se había constituido por el obispo Fidel García una 'Comisión pro cripta de Santo Domingo de la Calzada'. Sin embargo, la obra no se terminó hasta 1959, y tardaría unos años más en abrirse al público, en 1964.
Díez Morrás y Sáinz Ripa sitúan los precedentes de la obra en un «contexto devocional determinado»: en 1933, la República culminó la vinculación que desde los años 30 se venía fomentando entre la vida y obra del Santo y el Cuerpo de Ingenieros, al que designó como patrono. Posteriormente, en 1939, siendo ministro franquista Alfonso Peña, el patronazgo se amplió al Ministerio y al resto de funcionarios.
Que la guerra incidió en el retraso de la obra es obvio. Ya en 1940, -explican en su artículo-, el cabildo y el obispo autorizaron la solicitud planteada por el presidente de la citada comisión para que los ingenieros comenzaran las obras preliminares, con el fin de «averiguar la solidez de las paredes del mausoleo y calidad del terreno en que la cripta ha de construirse». Las obras -se hacía constar- iban a ser costeadas por el Cuerpo de Ingenieros.
Pero en septiembre de 1942 los trabajos seguían sin iniciarse. Se sabe que los ingenieros habían solicitado al Ministerio de Obras Públicas que financiase las labores de exploración del terreno y, a partir de esta referencia, los autores del estudio se dan de bruces con un largo y absoluto vacío documental.
De ello concluyen que el cabildo, «aún tolerando la obra y formando parte de su comisión, no era directo protagonista, ni promotor ni patrocinador». La búsqueda de mas información les llevó hasta las actas de la cofradía del Santo, en las que, bastante tiempo después, en junio de 1957, aparece una mención en la que la comisión comunica a la entidad que se necesitan 251.000 pesetas más para la obra, dinero que no pudieron aportar.
El caso es que el 12 de mayo de 1958 la cripta ya estaba terminada, aunque sin abrir al público pues todavía no se habían colocado en ella los restos del Santo. Para ello, el 14 de febrero del año 1959 se volvió a abrir el sepulcro original, cerrado en 1936, para preparar el traslado de los restos. Estos fueron introducidos en una arqueta y tres meses después, el 12 de mayo, metidos en su nueva ubicación. Horas antes habían sido procesionados por la ciudad, al cumplirse el 850 aniversario de la muerte del patrón de la ciudad.
No fue hasta el 1 de agosto de 1964 cuando el entonces párroco y abad, Pelayo Sáinz Ripa, promovió el sellado definitivo de la tumba (en 1959 se había colocado la losa sin sellar) y la apertura al público de la cripta. Entonces se comprobó que la arqueta con los restos estaba dentro, lo cual se reflejó en un acta notarial en la que se hizo constar que no había sido tocado su contenido.
Del diseño de la nueva cripta se va a ocupar el mundialmente reconocido artista Marko Rupnik. En un mosaico se narrará con pasajes bíblicos la Iglesia Peregrina, para finalizar con la Iglesia Triunfante, donde se ubicará la figura de Santo Domingo de la Calzada. Además, se está haciendo un arca de bronce en la que reposarán los restos de Santo Domingo de la Calzada y que serán procesionados en la misa inaugural del Año Jubilar y el 12 de mayo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Iker Elduayen y Amaia Oficialdegui
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.