Las ferias entran hoy en su recta final tras un multitudinario sábado, cuya festividad da nombre al evento: de la Concepción. Sin embargo, no ha sido siempre así. Antiguamente se denominaban 'de San Miguel' y se celebraban, nada menos que durante quince días, a finales de septiembre, hasta que en el año 1603, por acuerdo del Concejo, pasaron a celebrarse en las actuales fechas y con la denominación por la que hoy se conocen.
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Además, ha habido otras ferias, porque los calceatenses han sabido explotar bien el privilegio real que concedió Alfonso X El Sabio, para que pudieran celebrar una anual. Según pudo documentar recientemente el historiador Francisco Javier Díez Morrás, durante algunos años a contar desde 1919 se celebraba en febrero otra importante feria de ganado, cuya principal razón de ser era sacar a la venta las cabezas sobrantes de la feria de diciembre (que se mantenía) y lo que se había recriado desde entonces.
Hay que pensar en algo muy parecido a lo de ahora, pero entonces. Además de ganaderos, también había comerciantes, industriales, agricultores... El Ayuntamiento apoyaba en lo que podía, porque entonces, como hoy, la feria suponía riqueza para todos. «Hay en esta ciudad inmejorables hoteles, fondas y casas de comidas, donde sirven con economía y buen trato. En el importante comercio que existe en la localidad encontraréis toda clase de artículos a precios convenientes», puede leerse en un sobre del año 1926.
La ciudad vivió ayer su jornada más multitudinaria de la edición de ferias que hoy termina. La Policía Local estima que en torno a las 36.000 personas recalaron en sus calles, lo que, a falta del día de hoy, sitúa la afluencia en unos 80.000 visitantes. Tal llenazo tuvo su reflejo en el parte de incidencias, entre las que figuran, por parte de la Policía Local, la entrega a sus padres de cinco niños extraviados; la atención a una mujer mayor desorientada; una intervención por golpe de un vehículo contra mobiliario urbano, en uno de los accesos al Casco Histórico, y la atención a una persona herida por caída, que fue trasladada al centro de salud por Cruz Roja Española.
Esta última atendió a otras tres personas y la Guardia Civil formalizó dos denuncias por robo de carteras.
En aquellos años, pese a que se anunciaban «grandes comodidades para venir por estar dotada de buenas vías de comunicación», los ganaderos tenían que llegar a la ciudad con sus animales desde una semana antes de la feria y tardaban algunos días en irse. Eso significaba dinero en movimiento: muchos calceatenses alquilaban las cuadras y los que venían de fuera, comían, compraban, se alojaban en el hotel Comercio o El Capota, usaban las fondas y casas de comidas...
La gente venía y lo llenaba todo. ¿Les suena?. Pues sí, es exactamente lo mismo, con muchos cambios, fruto de la evolución que la sociedad ha experimentado en este último siglo. Pero el caso es que los vendedores siguen llegando y, lo más importante, el público. Las ferias de la Concepción son más que un evento de Interés Turístico Regional. Son oro para la ciudad.
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