Hay personas para las que la vida de un animal no vale absolutamente nada y se desprenden de ellos como quien tira un mueble viejo o la bolsa de basura. Precisamente, ha sido en una de estas, junto a restos de café, envoltorios de helados y otros residuos domesticos, es decir, como más basura, de la que el pasado jueves fueron rescatados tres cachorros de perro, ateridos, con el cordón umbilical colgando... Condenados a una (mala) suerte de la que les salvó los débiles ruidos que emitían, que, oídos por alguien que pasaba junto a un contenedor ubicado en las traseras de San Francisco, recondujeron su destino. Ahora están en manos de la protectora Whanau.
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No es el único caso. El martes de esta misma semana, otras cuatro crías de gato, de un mes de edad aproximadamente, eran rescatadas de otro contenedor de la calle San Francisco. Una chica les oyó maullar y llamó a la protectora, que, al igual que hizo con los perros, les llevó al veterinario para que evaluara su estado. La Policía Local, que también recogió recientemente un perro abandonado en la ermita de Las Abejas, colaboró en el rescate de todos los animales, en uno de los casos con medio cuerpo metido en el contenedor. Whanau les transmite su agradecimiento.
Ahora, la protectora intenta resolverles el futuro, ya que, desbordada por estos y otros casos, a duras penas puede atenderlos. Necesita casas de acogida para perros y gatos (algunos ya la han encontrado), además de medios para poder mantener a todos los animales que acoge actualmente.
La protectora insiste en que estas acciones, éticamente reprobables, constituyen un delito y pide a quien haya podido ver algo que contacte con ellos (protectorawhanau@gmail.com y 679 11 51 81). La ordenanza municipal tipifica el abandono de animales de compañía como infracción muy grave y fija multas de 1.502 a 15.025 euros . A la vez, desde Whanau insisten en que hay alternativas al abandono. «La primera, siempre la recomendada, es esterilizar», indica. Ahora mismo tienen activa una campaña para gatos, con la posibilidad de acogerse a precios económicos. Otras opciones son contactar con cualquiera protectora para que estas intenten buscarles una salida, donaciones de material etc. Matarlos, nunca, por supuesto.
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