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A mediados del pasado mes de octubre, Santo Domingo de la Calzada vio pasar por sus calles a la Princesa Leonor, quién sabe, futura Reina de España. La niña venía de excursión con el colegio en el que estudia y, aunque intentó pasar completamente desapercibida, no lo consiguió del todo: siempre hay alguien que te reconoce, momento en el que la noticia pasa de cero a 100 en nueve segundos... Algo parecido le ha pasado este fin de semana a su abuela, Paloma Rocasolano, a la que también se ha visto por la ciudad. La diferencia entre la presencia de la nieta y de la abuela es que, en el caso de la primera fue algo inédito, mientras que la segunda suele dejarse caer por estos lares con relativa frecuencia, por los lazos de amistad que le unen con alguna calceatense. Diario LA RIOJA, por ejemplo, ya informó en el año 2006 de su paso y, desde entonces, ha debido venir bastantes veces.
La discreción de la madre de la Reina Letizia se enmarca en la normalidad de una mujer normal que ha mantenido su vida igual que antes del real casamiento de su hija con el entonces heredero al trono, Felipe de Borbón, aunque, en este caso, el verbo 'mantener' se llene de matices, en su caso no deseados. Cuando es noticia, lo es, por lo general, porque a lo mejor se le ha visto agarrada del brazo de alguien y empiezan las elucubraciones; porque vive en un apartamento de 37 metros cuadrados, porque estudia Historia del Arte, porque ya se jubiló como enfermera, etc. En definitiva, que da poca (o nada) 'cancha' a las revistas del papel 'couché', a las que responde siempre con el silencio y una sonrisa, celosa de su vida, y menos para hablar de temas relacionados con la familia Real española.
Que alguien la reconociera en Santo Domingo de la Calzada es algo digno de premio. Paloma Rocasolano, ya ha quedado dicho, se prodiga poco en apariciones públicas, más allá de acontecimientos en los que siempre busca, también, un discreto lugar. Reparar en ella entre un numeroso grupo de mujeres, en el 'pinchopote' de un bar, por ejemplo, demuestra ciertamente una buena agudeza visual. Rocasolano llegó a la ciudad formando parte de un nutrido grupo de mujeres, que al parecer realizó el viernes una visita guiada nocturna a la catedral calceatense, como parte de un programa que también les debió de llevar por algunas localidades del entorno. Por ejemplo, se le vio por San Millán de la Cogolla, haciendo la vida normal de una mujer como otra cualquiera, con la 'pequeña' diferencia de que su hija y su yerno son los Reyes de España. Pero eso no es cosa suya...
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