Los 'Baños de Arnedillo' en una imagen de los años 20. ARCHIVO DIARIO LA RIOJA

La Retina: la salud de unos barros milenarios

Después de cinco meses cerrado por las medidas decretadas ante la pandemia, el balneario de Arnedillo vuelve a abrir en unos días

Sábado, 13 de marzo 2021, 11:01

Cinco meses de pandemia después, el balneario de Arnedillo volverá el 18 de marzo a abrir sus puertas y a aliviar cuerpos y mentes con sus aguas termales, con sus tratamientos de barro. Considerado uno de los balnearios hotel más antiguos y prestigiosos de los ... 110 que se cuentan en España, hay constancia de que los romanos ya utilizaban sus aguas con fines terapéuticos.

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Los baños de Arnedillo acumulaban fama a lo largo de los siglos. Pero el paso de los franceses en 1808 y el terremoto de 1818 devastaron la zona. En una época en la que los balnearios eran lugar de encuentro para gentes de influencia, la desamortización de Pascual Madoz en 1855 llevó a Florencio Martínez de Pinillos y Ripa (Calahorra, 1796-1871) a pugnar por sus derechos. Lo hacía desde la experiencia al regentar el de Cestona. En la aplicación de la moderación y las medidas liberalizadoras por las que abogó Isabel II, el Ayuntamiento de Arnedillo lo adquirió con la condición de pagar 25.000 reales en plata al año, y no otro metal, y de atender a pobres de solemnidad certificados por el párroco, a militares sin graduación y a los nacidos en la villa y en Santa Eulalia Somera.

Pero Florencio Martínez de Pinillos y Ripa quería adquirirlo. La villa recurrió. Alonso Martínez defendió los argumentos de Florencio, Laureano Figuerola, que luego fue ministro de Hacienda e introdujo la peseta en España, a la villa. La pugna duró hasta 1871.

Ya con la propiedad, y tras los daños de principio de siglo, los herederos de la familia recordaban que hubo que planear el edificio e incluso comprar colchones. Como reconocimiento, el Ministerio de la Guerra señalaba que sus aguas eran «eficacísimas» para curar heridas, poniendo como ejemplo a 20 soldados llegados desde Melilla. En tiempos en los que costaba seis días llegar desde Madrid y dos desde Logroño, se contaron a miles los soldados que acudían a reponerse de las heridas de guerra: la fuerza de los chorros ablandaba el cuerpo y hacía saltar la metralla. Entre ellos, el general Espartero escribía a su mujer Sicilia «mi herida va bien, pero necesitaré juegos de lodo del balneario de Arnedillo».

Tras superar el bache nacional de finales del XIX y principios del XX, el balneario innovó en los años 20 con tratamientos de barro natural, por los que apostó Florencio moreno tras comprobar su éxito en un viaje a Francia. Llegaron a pasar 3.000 personas al año.

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Un siglo después, el balneario mantiene su esencia alimentado por siete manantiales de los que fluye el agua a entre 48 y 52,5 grados. El agua termal es su identidad, agua minero-medicinal recomendada para dolores reumatoides y óseos ante los que los peloides, los tratamientos de barro, son bandera –único en España que los presenta con Archena–.

Tras la reforma de 1996, era de los pocos balnearios de España que abría cada día, estadística que rompió la pandemia. Ahora, su equipo coge fuerzas y se prepara para abrir con el objetivo de atraer al cliente riojano y al de tratamiento.

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