Pedroso

A la rica nuez de la sierra del Najerilla

No todos los días una feria de un producto tradicional cumple veinticinco años. Más de dos décadas en las que miles de visitantes se han acercado hasta la localidad de Pedroso para disfrutar de su Feria de la Nuez, y este omingo, en la 25 edición, no fue para menos.

Sin llegar a atravesar el cartel que anuncia la llegada a Pedroso ya se podía adivinar que la feria dedicada a este fruto seco tan típico del municipio iba a ser todo un éxito. Decenas de coches llenaban los aparcamientos temporales que se habilitaron para facilitar el acceso de los cientos de visitantes que acudieron a disfrutar de una jornada casi primaveral donde la nuez fue la principal protagonista.

El día comenzó con una misa en la ermita del Patrocinio, que estuvo seguida por el homenaje a Gerardo Villar en el parque del Río, donde actuó el Grupo de Danzas Virgen del Patrocinio, acompañado por gaiteros. En este lugar ya puede leerse una placa que pone en valor la figura de Gerardo Villar, impulsor de la Feria de la Nuez: «Parque Gerardo Villar - El pueblo de Pedroso, en agradecimiento a Gerardo Villar por su dedicación y entrega al municipio».

Al acercarse al entorno de la iglesia de El Salvador, ya se comenzaba a escuchar la música que guiaba a los visitantes hasta la Feria de la Nuez, donde los puestos esperaban ansiosos con sus mesas repletas de las primeras nueces de la temporada.

Integradas en dulces, en patés o directamente al natural y en sacos. Cualquier forma era buena para degustar este producto con Denominación de Origen Protegida. Pero no era el único que se vendía, los asistentes también pudieron adquirir otros productos como miel, escobas o artículos de decoración, todo ello hecho de manera artesanal.

Además de esto, también hubo diferentes degustaciones, como la de zapatilla, que durante toda la mañana contó con una larga fila de personas deseosas de probar esas rebanadas de pan con jamón y tomate untado. Otra de las carpas donde no faltaba el ir y venir de comensales era la de los champis a la plancha, que con su olor atraían a todo el mundo hasta su barra.

Para rematar el día, fueron muchos los que adquirieron el ticket para la degustación de caparrones, que por ocho euros incluía un buen plato de esta legumbre con sus sacramentos, guindilla, pan, vino y, cómo no, nueces de Pedroso.

Raro era ver a alguien dirigirse de vuelta a esos aparcamientos temporales sin un tarro de miel, un bote de paté e incluso táper y cazuelas llenos de caparrones. Pero lo que más llenaba las manos de los cientos de personas que subieron hasta Pedroso desde todos los rincones de La Rioja eran esas bolsas de papel llenas de mallas de nueces.

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