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Arnaldo Bargondía de Pablo, conocido como 'Rambo', posa ante las placas solares que alimentan los motores de las bombas de agua de Valpierre. L. R.
El Rambo del agua manda en la tierra

El Rambo del agua manda en la tierra

Arnaldo Bargondía gestiona 5.500 hectáreas de riego en Valpierre, San Asensio y Alesanco, amén de la apuesta solar de Hormilla para bombear agua desde el canal de Mansilla

Lunes, 15 de agosto 2022, 02:00

Dos nuevas bombas de agua alimentadas por energía solar han permitido a la Comunidad de Regantes de Valpierre aumentar el caudal de subida desde el canal de Mansilla hasta la balsa que se ubica en la planicie. Dos motores que se suman a los seis existentes, eléctricos, de una instalación que se inauguró en septiembre de 1985 por iniciativa de jóvenes agricultores de Hormilla. Las dos nuevas bombas entraron en funcionamiento el 15 de junio tras una inversión de 500.000 euros.

«La demanda de agua es enorme en este momento, una locura», explica Arnaldo Bargondía de Pablo, guarda de esta comunidad y también de la de San Asensio y Alesanco.

Cada uno de los motores nuevos bombea 50 litros por segundo, aproximadamente, superando un desnivel superior a los cien metros. El recorrido que se inicia en el canal concluye en la balsa, con capacidad para 150.000 metros cúbicos. Y de aquí, 23 kilómetros de tuberías para abastecer a los 220 integrantes de la Comunidad y a las 1.000 hectáreas que se incluyen en ella. «El cultivo ha cambiado, pero se sigue necesitando agua. Hace treinta años, Valpierre era tierra para la patata, sobre todo, y la remolacha. Ahora hay mucha más alubia, frutales (peral) y viña, pero la demanda de agua sigue siendo muy alta», explica Bargondía, conocido popularmente como Rambo.

Su oficina es una Citröen Jumpy que recorre los caminos de las tres comunidades y un móvil con su funda de cuero negra casi ya blanca por el roce y desde el que visualiza también el funcionamiento de los bombas. Cubre unas 9.000 hectáreas de las que 5.500 están incluidas en las diferentes agrupaciones de regantes. «Para poder regar hay que estar dado de alta en la comunidad correspondiente y pagar, lógicamente», apunta.

Bargondía se aproxima a las cuatro décadas como guarda. De marzo a noviembre, sin horarios. Horarios que sí tienen, sin embargo, las nuevas bombas. «Trabajan diez horas al día», apunta. Las seis eléctricas, que tienen un rendimiento similar, no están subordinadas a la luz solar, aunque no se puede bombear todo el agua que uno quiere. Hay límites.

«La ampliación no solo incluye los dos motores. Hemos creado una instalación con 700 placas para alimentarlos, que nos aportan unos 300 caballos de potencia. Todo lo que generamos se invierte en la subida de agua», detalla antes de abordar el porqué de la apuesta. Al menos, uno de ellos. «Necesitamos agua y, además, los costes se han elevado mucho. Veníamos pagando entre 70.000 y 80.000 euros al año por consumo de luz, por las seis bombas eléctricas. Las vamos a mantener, pero el objetivo de la Comunidad es aumentar el número de motores solares», apunta.

Arnaldo Bargondía, Rambo, vuelve a su Jumpy, con el manos libres siempre en su oído izquierdo. Los plazos para regar viña tocan a su fin y todos quieren agua. No solo de la balsa de Valpierre, sino de toda la red de acequias de esas tierras

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