El puente de San Martín, en construcción, con todo el andamiaje de madera. SPO

El viaducto San Martín de Ortigosa: un puente patrimonial y social

La infraestructura no solo es importante a nivel arquitectónico, también en lo civil porque está en uso, une dos barrios y muchos mayores llegan a la farmacia gracias a él

Diego Marín A.

Logroño

Domingo, 14 de febrero 2021, 09:58

Es el puente de Ortigosa de Cameros un elemento singular del patrimonio de La Rioja. No solo es un bien cultural e histórico, también arquitectónico y social. A punto de ser centenario (en 2024), los vecinos se muestran preocupados por la situación de deterioro ... que muestra la estructura, con sus columnas exhibiendo ya las varas metálicas del hormigón armado.

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El Ayuntamiento de Ortigosa es el propietario del viaducto y, por tanto, el responsable del mantenimiento, pero una deuda contraída por ejercer de suministrador de la electricidad en el municipio hasta el año pasado (debido, sobre todo, al impago de una empresa local) le impide invertir en su restauración. Hace un año el Gobierno de La Rioja declaró el puente Bien de Interés Cultural para que el Consistorio camerano pudiera optar a una ayuda del programa estatal 1,5% Cultural pero, al parecer, no tener inscrito el puente en el registro de la propiedad ha impedido la concesión. Es la condena de los pueblos pequeños: mucha burocracia y pocos medios.

¿Y por qué es importante el viaducto San Martín de Ortigosa? A nivel social es una estructura en uso que comunica los dos barrios del pueblo, San Martín y San Miguel. Sin el puente, los vecinos, la mayoría mayores, tendrían que descender el barranco por las empinadas calles, superar el río Albercos y volver a subir para, de regreso, deshacer todo el camino, toda una aventura a cierta edad.

«Es una joya de la arquitectura a la que se le da uso social y es necesario para la vida del pueblo», explica Víctor Martínez

«El puente es la única manera que tienen los vecinos de pasar de un lado a otro, por ejemplo, para llegar a la farmacia. Es una joya de la arquitectura a la que se le da uso social y es necesario para la vida del pueblo», explica Víctor Martínez Crespo, teniente de alcalde de Ortigosa que no se imagina a la localidad sin el viaducto: «El pueblo quedaría dividido en dos y no sería Ortigosa, nadie lo concibe sin él».

A nivel arquitectónico es una sobresaliente obra civil para la época, ya que cuenta con una longitud de 97 metros, un vuelo de arco de 60 y una profundidad de 40 metros. El hecho de que esté construido en hormigón casi es fruto del azar porque entre las catorce propuestas que en 1923 se presentaron al concurso de proyectos también había hierro y mampostería y sillería.

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Los vecinos de Ortigosa sobre el viaducto el día de su inauguración, en 1924. Salvemos el Puente de Ortigosa

La construcción, que costó más de 200.000 pesetas, la sufragaron los hermanos Pedro María y Juan Moreno Ulloa, ortigosanos emigrantes a Argentina, en gratitud por la buena educación recibida en el pueblo. El ingeniero Ángel Árbex firmó el proyecto que levantó Constructora Madrileña en un año con ayuda del industrial local Jorge Mayoral, quien, a cambio, se quedó con la madera del andamiaje. «Es uno de los primeros viaductos de hormigón que se hicieron en España, así que es un elemento muy singular, un icono para La Rioja porque no hay otro igual, una escultura en el paisaje por su belleza, está perfectamente insertado en el barranco, y es muy delicado, es esbelto», describe Ernesto Reiner, arquitecto vinculado a la aldea Peñaloscintos de Ortigosa para quien «merece la pena conservarlo, sin ninguna duda, porque fue innovador en su momento».

Vista panorámica de Ortigosa, todavía sin haberse construido el puente. SPO

El problema del estado actual del viaducto se encuentra, precisamente, en el material con el que se construyó: «El hormigón, en 1924, era un material nuevo, no tan estudiado como ahora, es poroso, está muy atacado por la humedad y hay que cuidarlo», indica Ernesto Reiner, y añade: «También dudo que estuviera pensando para los pesos de los vehículos de ahora porque entonces lo que había eran carros».

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A nivel patrimonial, ciertamente Ortigosa cuenta, además de con el viaducto, con las cuevas La Paz y La Viña, pero la periodista ortigosana María Malo, miembro de la plataforma 'Salvemos el puente de Ortigosa', expone: «Igual que en Logroño no se plantean su existencia sin la calle Laurel o el puente de Piedra, y no se concibe La Rioja sin el vino, nosotros no somos capaces de imaginar nuestro pueblo sin sus dos puentes y sus cuevas». Sí, Ortigosa tiene dos puentes. El otro, de hierro, más que centenario, conduce a El Rasillo y a las cuevas y tampoco está en su mejor momento.

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