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Elías López de Calle vende pan a Jaime, vecino de Ajamil, el pasado mes de febrero, en uno de sus últimos viajes. CAPACITANES/AYTO. DE AJAMIL
Sin el pan de cada día en parte del Camero Viejo

Sin el pan de cada día en parte del Camero Viejo

Alto Leza ·

El panadero que acudía a pueblos como Ajamil, Rabanera, Muro, Trevijano y Leza abandona el servicio por pérdidas, debido al incremento del precio del gasoil

DIEGO MARÍN A.

Sábado, 12 de marzo 2022, 20:00

Desde el pasado 20 de febrero Elías López de Calle (Panadería Iregua) no reparte pan en el Camero Viejo. Llevaba trece años sirviendo en los pueblos más recónditos del Alto Leza. La razón es el alto precio del gasoil y la escasa venta. Si inició la ruta hace más de una década vendiendo 240 barras los sábados, ahora apenas llegaba a las 65. De esta manera, pueblos como Ajamil, Rabanera, Hornillos, Muro, Torre, Leza, Treguajantes, Trevijano y otras aldeas se quedan sin servicio de pan.

«Últimamente subía unas 25 barras, pocas. Allí el verano es del 15 de julio al 25 de agosto, solo entonces hay gente», describe Elías, por lo que el negocio se presentaba deficitario antes incluso de la guerra de Ucrania, que ha provocado el aumento de los precios, también el de la harina. Solo en las épocas festivas ganaba dinero, el resto del año cubría gastos. «Ahora, con la última subida, esto ya es insostenible. Me hubiera marchado antes de la pandemia, pero continué porque se notó más gente en los pueblos y no se podía salir», recuerda.

Elías posa en el obrador de Panadería Iregua, con su cuñada al fondo.. Diego Marín A.

Los alcaldes del Camero Viejo lamentan la pérdida del servicio y algunos, sobre todo los del PR+, piensan en reclamar al Gobierno de La Rioja algún tipo de ayuda. Los regionalistas proponen que se bonifiquen los gastos de desplazamiento a los comerciantes ambulantes que prestan servicio en poblaciones de menos de 250 habitantes, al considerarlos esenciales. Y es que no solo pan, sino también carne, pescado, fruta y congelados se conducen hasta los municipios que no cuentan con tiendas en un servicio casi puerta a puerta. Cristina Galilea, vicepresidenta del PR+ y vecina de Ajamil, habla con conocimiento de causa: «Es necesario ayudar y reconocer a los comerciantes que nos traen al mundo rural los productos básicos, son esenciales para nuestros pueblos, es urgente tomar medidas».

«En invierno le tengo que coger el todoterreno al hijo porque hace dos años en Muro había un metro de nieve», declara Elías

Andrés Escolar, alcalde de Rabanera, lamenta la pérdida. «Es una putada porque el pan hace falta todos los días. Aquí somos seis y la realidad es que, si no hay gente, dar un servicio es difícil. No tenemos tienda y tenemos que desplazarnos 5 kilómetros a San Román para comprar cualquier cosa», confiesa el alcalde. Su homólogo en Hornillos de Cameros, Julián del Campo, asegura estar intentando recuperar el servicio por medio de otros comerciantes, pero es complejo. «Me dicen que no sale rentable por el gasoil. Lo que veo es que no hay unión en la sierra. Parece que, si los pueblos grandes están abastecidos, ya vale, da igual. Y así, claro, no va a subir nadie a Hornillos», expone Julián del Campo.

Javier Pascual carga su furgoneta de pan en Soto. Justo Rodríguez

«Nos gustaría recuperarlo»

«Es un servicio que se echa mucho de menos y nos gustaría poder recuperarlo», explica el teniente de alcalde de Ajamil, Eduardo García, que próximamente se reunirá con la Asociación Riojana de Fabricantes y Expendedores de Pan para tratar de buscar una solución. Javier Pascual, panadero de Soto, continúa haciendo su particular ruta por pueblos del Camero Viejo, los que, precisamente, compartía con López de Calle, los de la carretera LR-250: Terroba, San Román, Jalón, Cabezón y Laguna, que pierden uno de sus dos panaderos.

«No voy a ir a los demás pueblos porque no me sale rentable. Puedo subir el pan a San Román para otros pueblos, pero no ir a Ajamil o Muro, por ejemplo. Gasto ya en gasoil más de lo que gano pero llevo toda la vida aquí y me jode dejarlo, porque heredé el negocio de mi padre», admite Javier Pascual, a quien ya han llamado varios alcaldes, al igual que a Rubén Martínez, panadero de Pradillo, en el Camero Nuevo, por si les interesaba el 'negocio'. Pero no es negocio. «Con lo que se vende actualmente no sirve para nada. Y en invierno le tengo que coger el todoterreno al hijo porque hace dos años en Muro había un metro de nieve», añade Elías como dificultad.

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