Toño y Lina posan en el obrador de la Panadería Pablo de Murillo de Río Leza, ya cerrada. D. M. A.

Adiós a 70 años del obrador Pablo

Murillo de Río Leza ·

Los panaderos José Antonio Pablo y Lina Sampedro se jubilan después de toda una vida dedicada a amasar y vender pan

Diego Marín A.

Logroño

Martes, 10 de enero 2023, 01:00

El domingo fue el último día de la Panadería Pablo, de Murillo de Río Leza. Sus propietarios, José Antonio Pablo y Lina Sampedro, se jubilan a los 72 y 73 años, respectivamente, después de 40 años elaborando pan y repostería, si bien el negocio ... familiar contaba con más de 70 años. Originalmente la panadería nació en la calle La Flor pero en 2003 se trasladó a unas nuevas instalaciones situadas a apenas cien metros, en la calle Marciano García, frente a las antiguas escuelas que ya se están reformando para albergar el nuevo Ayuntamiento.

Publicidad

«Mi padre tuvo la panadería durante muchos años, después la llevó mi hermana, luego estuvimos los dos juntos y, finalmente, me quedé yo con ella. Cuando yo aún no había nacido mi padre ya era panadero», explica José Antonio Pablo. Así, después de aprender el oficio de Bautista, su padre, José Antonio decidió invertir en unas mejores instalaciones, más amplias y modernas en las que disponían del obrador abajo y la vivienda arriba. «Cambiamos por mejorar las condiciones de vida porque, así, es levantarte, bajar y trabajar, que es de valorar», confiesa José Antonio.

Después de más de dos años en situación de jubilación activa, con la ayuda de un empleado, y a falta de relevo generacional, la panadería se cierra. «Es hora de descansar, ya tenemos edad de jubilarnos», reconoce el matrimonio de panaderos. Durante años han elaborado no solo pan, también repostería como magdalenas, bollos de leche, cruasanes... y bollos preñaos. «Los jóvenes nos dicen que nos van a echar mucho de menos porque, en fiestas, venían a primera hora a por choripán, pizzas, napolitanas, cruasanes... Aquí hasta hemos tenido problemas para poder servirles porque se amontonaban en el pasillo», recuerda sonriente José Antonio. «Venían cuando acababa la música, desde las 5 hasta las 8; sobre todo a las 8. Y ahora todos vienen a hacerse fotos con nosotros», explica José Antonio.

«Los jóvenes nos dicen que nos van a echar de menos porque, en fiestas, venían a primera hora a por choripán»

No obstante, Murillo de Río Leza no se queda huérfano de pan, continuará elaborando el obrador de Panadería Blanco. Pero para José Antonio y Lina los hornos ya se apagan después de décadas levantándose a la 1.30 horas para trabajar. «Este último año la salud nos ha bajado un poco y eso ha sido lo que nos ha empujado a jubilarnos porque cuando uno está cansado ya no goza tanto del trabajo. Cada día lo sentimos más porque no es solo hacer el pan sino repartirlo», advierte José Antonio. Y es que Panadería Pablo servía a Murillo y a Agoncillo, además de a muchas tiendas y negocios de hostelería de Logroño y localidades vecinas. Incluso a domicilio.

Publicidad

En su última jornada laboral, un domingo, el pan lo vendieron antes de lo habitual. A las 11.30 hora ya habían despachado más de 500 barras de pan. «Uno tiene que decidir que hasta aquí. Lo sentimos por la gente que nos ha mostrado fidelidad pero la venta de pan es impredecible, es hoy sí y mañana no. Pero nos vamos con un sabor de boca buenísimo», reconocen.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad