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Adriana Díaz junto a trozos de escoria, vestigios de tiempos pasados a los que da forma con sus manos, cuidado y mucha paciencia . ALBO
Una oportunidad para la escoria

Una oportunidad para la escoria

Ojacastro ·

La artesana cantera Adriana Díaz trabaja este material con historia, que es la del sector minero que antaño hubo en el valle del Alto Oja

Javier Albo

Santo Domingo

Lunes, 24 de enero 2022, 01:00

La escoria es, a grandes rasgos, un material resultante de una fundición que contiene sustancias inútiles de un mineral. Por extensión, la palabra se utiliza despectivamente para referirse a una persona que no vale para nada, que es dañina, despreciable...

En el valle del Oja la palabra 'escoria' retrotrae a otros tiempos en los que la minería tuvo un cierto peso específico, de lo que dan fe no pocas minas, todas ya en desuso, que horadan los montes del Alto Oja.

Esa escoria, que no es difícil de encontrar en las proximidades de lugares en los que hubo ferrerías, cobra ahora valor en las manos de la artesana de Ojacastro Adriana Díaz ('Cantería creativa'), que fiel a sus principios de «poner nombre» a las piedras, extrayendo de ellas no solo el arte sino también la historia que encierran, ha empezado a trabajar con este material para intentar darle, al menos, la oportunidad que nunca tuvo, artísticamente.

Ha contado con la ayuda de Gerardo Hernando, vecino de la aldea de San Antón, en cuyas proximidades y también en las de Azárrulla y Posadas, donde antaño se levantaban ferrerías, pueden encontrarse numerosos ejemplares de escoria. Algunos de estos, puestos en las manos de Adriana, fueron el regalo de Reyes con que el aldeano sorprendió a su familia: escorias talladas para albergar velas de color rojo anaranjado, de forma que la cera, al derretirse, evocara la lava volcánica y también la incandescente fundición de una forja. Un obsequio muy personal al refundir el material del lugar que habita.

Ello encaja, también, con la filosofía de Adriana. «Siempre me gusta trabajar una piedra y ver el trasfondo que lleva detrás», dice. Dentro de cada piedra hay una historia, un significado, y ha pensado, en este caso, que la escoria esculpida e interpretada por ella pudiera usarse en la hostelería como soporte de recipientes culinarios que albergasen sabores y recreasen formas de vida que alguien podría contar.

Además de sus posibilidades decorativas, la escoria también se usa en los temazcales, o baños de vapor con fines terapéuticos o espirituales. «Son piedras que si las calientas al fuego aguantan mucho el calor. Si les echas agua sale todo el vapor», cuenta.

Es la primera vez que trabaja la escoria. «Es complicado, porque lo mismo encuentras una zona blanda que dura», dice Adriana. «Si las trabajas manualmente se deshacen con facilidad».

Es otro material que, en sus manos, cobra 'nombre'. Hay muchas piedras 'anónimas', sin aparente historia ni función, aunque en realidad todas las tienen. Solo hay que buscarlo dentro.

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