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La esperanza contra la 'España vaciada' tiene unos mofletes enormes, para comérselos. Vino al mundo el pasado domingo, en el hospital San Pedro, veinte minutos antes de la medianoche, y pesó 4,400 kilos, repartidos a lo largo de 54 centímetros. ... Se llama Nicolás Bartolomé Janda y es el primer niño que tiene la localidad riojalteña de Herramélluri en los últimos 14 años. Su padre, Unai -un bilbaíno que regresó al pueblo de sus padres hace 5 años junto con su mujer, Laura, de Santo Domingo de Calzada-, afirma que el niño «va a tener muchos más abuelos y tíos de los que tiene de por sí».
Es cierto, porque en el pueblo los vecinos ya aguardan con expectación la llegada de su único menor de 14 años. Nicolás es noticia. Lejanos quedan ya aquellos tiempos, hace sesenta años, en los que Herramélluri tenía escuelas y a ellas acudían 80 niños que llenaban de alegría y de futuro las calles del pueblo. La realidad actual, a 1 de enero del 2018, son 110 vecinos empadronados.
«Ahora que se habla tanto de 'la España vaciada' es muy importante que haya gente que queramos volver a los pueblos y que nazcan niños», dice el padre, que sabe de las dificultades de la vida en las localidades pequeñas, pero también de sus ventajas. Estas tiraron más de ellos a la hora de tomar la decisión. «Mis padres son de Herramélluri y siempre me ha gustado el pueblo. Es un lugar tranquilo, no tienes el estrés de una ciudad y es más sano en muchas cosas. Nos planteamos esa opción, nos vinimos para Herramélluri y no estamos para nada arrepentidos», confiesa. «Es cierto que nos tenemos que mover mucho en coche, pero también hay gente que vive y trabaja en Madrid y tarda más en llegar a su puesto que yo a Logroño, porque aquí tenemos buenas comunicaciones», explica. Él trabaja en Logroño y su mujer en la ciudad calceatense.
Unai afirma que «debiera de incentivarse la vida en los pueblos. ¿Cómo?. Eso ya es cosas de las autoridades», indica. «Por ejemplo, si queremos que el niño vaya a la guardería, la más cercana está en Santo Domingo de la Calzada, que es municipal, tiene un número limitado de plazas y probablemente no la consigamos. En ese caso, alguno de los dos nos tendríamos que coger una excedencia durante un año, porque con un niño tan pequeño es un lío tener que andar llevándole a Haro o Nájera. Cuando sea más mayor podrá ir al colegio y sus abuelos estarán ya más pendientes de él», explica.
«Hay cosas que estando en un pueblo no tienes facilidades y que se deberían de mejorar», añade. Y les gustaría que Nicolás viviera en Herramélluri. «Cuando sea mayor que decida, pero por supuesto que sí», dice. «Y si tiene hermanitos también», apostilla. Desde el domingo, España está 4,4 kilos menos vacía.
Harían falta muchísimos Nicolás para revertir el problema de despoblación que vive La Rioja, que ve cómo sus pueblos van perdiendo habitantes poco a poco, en favor de Logroño.
Herramélluri puede ilustrar el presente de muchos pueblos y, si nadie lo evita, también su futuro, que no pinta nada bien. Si echamos mucho la vista atrás, nos encontramos con que en el año 1900 tenía 549 habitantes, cifra que fue se mantuvo, incluso con algunos ascensos, hasta la década de los años 60, que fue desastrosa para la vida en los pueblos. En 1960 la localidad contaba con 479 vecinos; una década después eran 339, y, en 1990, 204. Aún quedaban muchos por irse. En el año 2010, el padrón de Herramélluri tocó fondo, con solo 89 personas inscritas en él. En enero del 2018 eran 110, lo que, en cierto modo, es un dato positivo, por cuanto habla de una pequeña, a la vez que importante, recuperación.
La situación en este municipio riojalteño no difiere demasiado de la que experimentan la mayoría de pueblos de La Rioja. En enero del 2018, la región registró un total de 315.675 habitantes, lo que supuso un incremento de 294 (el 0,09%) con respecto a enero del 2017. Pocos, pero significativos, ya que conformaron la primera subida en los cinco años anteriores, en los que se habían producido continuas pérdidas de población.
Las cifras de habitantes se congelaron en Logroño, que solo sumó 134 censados más (un 0,09%) y llegó a las 151.113 personas, y en Haro (0,04%), que añadió cuatro residentes nuevos y se quedó en 11.309 habitantes. Dos cabeceras de comarca registraron ligeros repuntes de población: Arnedo (0,4%) y Calahorra (0,8%), mientras los censos se contrajeron en Cervera del Río Alhama (2%), Santo Domingo de la Calzada (1%) y Alfaro y Nájera (ambas con una pérdida poblacional del 0,5%).
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