Serpiente de verano en Nájera

En Nájera, el pasado domingo se presentó una serpiente de verano, pero de las de verdad, no en sentido metafórico. Según han relatado desde el propio Ayuntamiento, durante la tarde dominical y con no mucha gente disfrutando del servicio de las piscinas municipales abiertas, alguien se percató de que una culebra campaba por sus respetos en la piscina pequeña. El responsable del servicio, de inmediato, ordenó el cierre del área para que nadie corriese el mínimo riesgo y reclamó del 112 la correspondiente ayuda.

Al rato hizo acto de presencia un guarda forestal de la Consejería de Medio Natural, quien conocedor del animalito, percibió que se trataba de una culebra de collar, nada peligrosa para la integridad física de las personas, ya que no solo no es venenosa ni tóxica, sino que este reptil no llega a morder, significándose a la hora de defenderse de quien le vaya a atacar, acometiendo con su hocico mientras sopla, poniendo la cabeza triangular o ensanchando su cuerpo para parecer de mayor tamaño. En ocasiones, cuando se ve acosada, llega a hacerse la muerta, dejando a la vista su vientre y permaneciendo inmóvil.

El guarda procedió a capturar el ejemplar de ofidio y, tras depositarlo en una caja de cartón con sus correspondientes orificios para facilitar la respiración del animal, trasladarla a su hábitat natural, donde fue soltada para su propia felicidad y la de los usuarios de las piscinas.

Así, la serpiente veraneante, que en su estado adulto puede llegar a alcanzar algo más de 130 centímetros, podrá seguir su vida dando cuenta de sus alimentos habituales, sapos, ranas y otros anfibios, o peces de pequeño tamaño como madrillas, e incluso hasta de ratas y ratones o topillos.

No es de extrañar que pudiese llegar hasta el recinto de baño público najerino, ya que este se encuentra muy cercano a uno de los hábitats preferidos de esta especie, el río Najerilla, pues allí encuentra no solo la frescura adecuada para este periodo estival, sino que al mismo tiempo se trata de una área en la que puede hallar la comida suficiente para seguir con su periplo vital, que según los libros, puede llegar hasta los 19 años de edad. Esta culebra de collar es una especie que no se encuentra amenazada y que es frecuente en las zonas de La Rioja Alta.