Santa María la Real de Nájera y el museo constatan la caída de visitantes

Los responsables avisan de la ausencia casi total de turistas extranjeros

Viernes, 11 de septiembre 2020, 09:35

En los dos grandes atractivos turísticos de Nájera, el Monasterio de Santa María la Real y el Museo Histórico Najerillense, la afección de la pandemia en cuanto al número de visitantes se ha hecho notar en los dos meses centrales del verano, julio y agosto. No obstante, lo que más subrayan tanto la guía del monasterio Gloria Treviño, como el director del museo, Javier Ceniceros, ha sido «la casi desaparición total del turismo extranjero», señalando que han llegado, como suele decirse, con cuentagotas.

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La primera advertía de que «también esperábamos más turismo de interior, pero al final ha bajado bastante, claro que lo que no podemos hacer es comparaciones con los años anteriores, ya que lo de este 2020 es algo tan extraordinario que no tiene parangón». No obstante matizaba que «por lo menos, vamos librando, ya que a la falta de extranjeros hay que sumar los escasos peregrinos que han pasado, porque al estar el albergue cerrado, puede ser que los que vienen, en lugar de utilizar los albergues de pago, optan por pasar de largo».

Por su parte Ceniceros señalaba que la tónica del registro de visitas al museo «es, más o menos como se está viendo en toda Nájera, con poca gente», aunque destacaba que «lo que está predominando es la llegada de grupos familiares, lo cual para nosotros, que tenemos limitación de aforo nos facilita bastante las cosas, ya que, precisamente por ese carácter de grupo familiar, vienen espaciados y pueden seguir la visita tranquilamente».

En ambos recintos los visitantes se están mostrando disciplinados en cuanto a las medidas de seguridad precisas

En cuanto a la aceptación de los turistas de las medidas de seguridad en las visitas a ambos recintos, tanto Treviño como Ceniceros mostraban su satisfacción porque «la gente se lo toma muy bien. Vienen con sus mascarillas, guardan las distancias, utilizan los geles y aceptan de buen grado el pagar con tarjeta», señalaba la primera, añadiendo el segundo que «cuando bajan las visitas, estas se muestran más interesadas, preguntan más y hasta compran más libros y recuerdos».

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