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Desde tiempos remotos el ser humano siempre ha soñado con poder volar por sus propios medios. Ha envidiado la capacidad de las aves para elevarse en el aire e ir de un lado para otro con total libertad. La mitología griega cuenta con personajes como ... Dédalo y su hijo Ícaro, que con unas alas que imitaban a las de los pájaros, se elevaron hacia el cielo. Más tarde fue Leonardo Da Vinci el que ideó un artilugio que pretendía lograr que un humano pudiera elevarse y trasladarse un lado a otro por el aire. Después llegarían los aviones, pero esa es otra historia.
Quizás uno de los objetivos buscados por el ser humano al querer volar, más allá de ir de un lado para otro, fuera el poder contemplar lo que hay en la superficie terrestre desde una cierta altura que le permitiera obtener otra perspectiva diferente de la superficie que pisaba.
Para obtener esas imágenes con otro enfoque se ideó la fotografía aérea, la cual se llevaba a cabo desde avionetas, ultraligeros o globos. Ahora ha llegado otro sistema que, sin lugar a dudas, ha acercado un poco más ese tipo de instantáneas al común de los mortales.
Juan Ignacio del Rey, Juano para sus amigos y conocidos, fue uno de los primeros fotógrafos riojanos que dispuso de su ultraligero para captar la superficie terrestre desde las alturas. «Hace 23 años, más o menos, tuve un ultraligero. Fui de los primeros en La Rioja que tuve un aparato de esos y me dediqué junto con otros dos socios de aquí de Nájera, a hacer fotografía aérea. Entonces yo tenía un estudio y la cosa duró lo que duró», recuerda.
Después de unos años en los que, sin abandonar nunca la fotografía, estuvo dedicado a otros menesteres, entre ellos la política municipal, ahora ha retomado el tema y lo vuelve a hacer con la fotografía aérea como uno de sus ejes profesionales.
«Para ello –explica Juano–, lo primero que hice fue sacarme la licencia de piloto de dron»; a ello siguió conseguir una de estas máquinas voladoras de nueva tecnología, equipada para poder realizar instantáneas y hasta vídeos.
No obstante, señala que «las diferencias son abismales; con el ultraligero si no contabas con un compañero se hacía difícil realizar las fotografías, ya que tenías que pilotar y hacer las fotos a la vez. Ahora, con el dron, lo controlas desde el suelo y vas viendo en tiempo real lo que quieres fotografiar; cuando ves que ya tienes el objetivo y el encuadre tiras la foto». Además, «con ultraligero las alturas eran mayores, por razones de seguridad, y con el dron puedes hacerlas a alturas más bajas, eso sí, siempre en las áreas en las que esté permitido su vuelo».
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