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Las fiestas de San Juan y San Pedro en Nájera vivieron este martes su segunda jornada completa y buena parte de ella estuvo dedicada a que los más pequeños de la casa se divirtieran a tope y casi sin descanso. Todo comenzó a las 12.00 horas, cuando desde la plaza de España partió el pasacalles, emulando al desentierro de la Venancia -con la cuba particular de los peques-, y con el cabezudo 'Morgón' abriendo paso por las calles del casco antiguo.
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Con la música tradicional de las vueltas, interpretada por los más jóvenes de la Agrupación Musical Najerense, más algunos de los adultos, fueron recorriendo la calle Mayor hasta llegar al puente de San Juan de Ortega.
Superado el viaducto volvía a sonar la música hasta llegar por el paseo de San Julián al quiosco donde, con los artistas en él, comenzó a sonar la primera de las tres vueltas. Los niños de todas las edades, desde los que hace bien poco que han llegado a este mundo hasta los ya cercanos a la adolescencia y acompañados de sus mayores, comenzaron a girar alrededor del quiosco a los sones de 'El baile chino', 'La Verbena de la Paloma' o 'El Molinero de Subizu', para que se les vaya quedando en sus jóvenes cerebros y no permitan que este ritual tan najerino desaparezca, algo muy poco probable.
11.00 horas Dianas con la charanga Wesyke.
12.30 horas Almuerzo de socios de la peña Juventud en panadería Isabel Acha.
13.00 horas Pasacalles de la peña Juventud por los Barrios Altos.
15.00 horas Comida de hermandad de la peña.
17.00 horas Siesta de socios de la peña y quinito gigante.
20.00 horas Pasacalles de la peña Juventud.
Con los niños felices y sus progenitores más tras haber visto cómo disfrutaban, una vez acabadas las vueltas se pasó al segundo capítulo de la mañana dedicada a la infancia por mor de la peña Juventud. Justo al lado se había acotado un espacio para celebrar la guerra de agua. Con sus pistolas de agua de todo tipo y calibre, la chavalería dio rienda suelta a las energías que les sobraban tras las vueltas, y acabaron todos calados hasta los huesos, pero con rostros de felicidad que los mayores miraban con cierta nostalgia.
Después hubo actuación del mago Antxón y reparto de chuches y por la tarde una fiesta de la espuma que, con la canícula de la jornada, volvió a servir a los pequeños para refrescarse mientras se divertían de lo lindo. No se podrán quejar los niños del día que pasaron.
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