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Después de días de intensas lluvias, incluso de granizo en la comunidad, el sol volvió a salir para acoger las marchas familiares en la primera jornada de la Nájera Xtrem. El pasado sábado, la calle Descampado de la localidad najerina se llenó de medio centenar ... de adultos y niños que se reunieron con un único objetivo: andar en familia por las sendas más características del pueblo. Y así lo hicieron.
El reloj marcaba las 10.30 horas cuando los primeros valientes comenzaron a llegar a cuentagotas por el paseo junto al Najerilla. Los niños cogían de las manos a sus padres y madres ansiosos por ver a todos sus amigos en esta marcha catalogada para todos los públicos. Pero antes de comenzar a andar, los participantes en estas caminatas organizadas por el Club de Montaña K2 debían pasar a recoger sus dorsales. Allí les dieron hidrogel, les tomaron la temperatura, les regalaron unas gorras y, a los más pequeños, les entregaron un cuaderno de ruta en el que pudieron anotar y dibujar todo aquello que se encontraran durante el camino.
La ilusión y emoción brotaban de la caras de los niños y de los adultos minutos antes de cruzar la línea de salida. Natalia Blanco fue una de esas madres que decidieron apostar por esta actividad al aire libre junto a sus dos hijos, Irene, de nueve años, y Rubén, de seis. «Hemos querido participar porque me parece una iniciativa muy buena para poder disfrutar de la naturaleza en familia. Además, mi hijo Rubén está muy emocionado porque va a ver a sus amigos», apuntaba Natalia.
Para algunos era la primera vez que marchaban por los caminos de Nájera; para otros, lo del sábado, era una cita marcada en el calendario año tras año. Uno de estos asiduos a la Nájera Xtrem, tanto en su versión infantil como en su vertiente más profesional, es José de Pablo, un corredor najerino que este año acudió a la cita junto a su familia. «Unas molestias me impiden poder participar en la carrera de 14 kilómetros, pero lo de los niños no me lo pierdo», relataba entre risas José.
A las 11.00 horas, todas las familias se prepararon alrededor de la línea de salida. Escalonadamente, en grupos de convivientes, fueron saliendo hacia el Alcázar de Nájera pasando por la senda de La Rodeo donde los pequeños pudieron ver los árboles que plantaron en marzo en el Día Forestal Mundial. Después de una media hora de camino, las familias tuvieron un pequeño descanso en La Salera donde gente de la organización les esperaba con fruta y agua.
Tocaba volver al camino hacia la meta de vuelta por el Alcázar. La jornada terminó de la mejor manera posible. Con un bollo preñado para cada asistente y un vaso de vino para los más mayores.
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