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Cada día, cientos de najerinos escuchan el tañido de las campanas de la parroquia de la Santa Cruz, y atraídos miran hacia arriba para contemplar las cuatro campanas responsables de ese sonido, y que están tan bien custodiadas por los muros de la torre de la parroquia. Una torre de sobra conocida por todos los vecinos de Nájera, pero solamente en su exterior, pues normalmente se encuentra cerrada a las visitas y no se permite el acceso a ella.
Hasta este domingo, cuando la asociación Amigos de la Historia Najerillense, con motivo de su 50 aniversario, se encargará de ofrecer varias visitas al interior de la torre, donde explicarán su historia y mostrarán a los visitantes las inscripciones de las campanas que allí descansan. Esta actividad está programada para el 10 de septiembre a partir de las 11.00 horas, cuando se comenzará a subir por la torre en grupos de unas diez personas. Pero antes de este recorrido, era necesario acondicionar el espacio, que a consecuencia «del paso del tiempo y las palomas» tenía basura acumulada.
Por ello, media docena de voluntarios de la asociación, acompañados por el párroco, José Félix Sáenz, se dieron cita ayer a las puertas de la Santa Cruz, escobas, recogedores y cepillos de esparto en mano, para emprender la subida por las estrechas escaleras de la torre hasta llegar a su cima, donde las cuatro campanas esperaban ansiosas su lavado de cara para estar relucientes para las visitas de este domingo.
Lo primero fue retirar toda la porquería acumulada en el suelo del campanario para poder moverse con mayor libertad, pues el espacio no es muy amplio. Mientras unos seguían barriendo la parte más alta de la torre, otros se ocupaban de las escaleras de acceso y de la barandilla, donde en algunos tramos fue necesario echar mano de una espátula para poder retirar toda la suciedad y que así el domingo los visitantes se encuentren todo perfecto para la subida.
Pero quizá los elementos más importantes en esta limpieza eran las cuatro campanas: la de San Prudencio, los Mártires, la Virgen María y la Bombita de San Miguel. Al llegar en la mañana de ayer martes, era complicado leer las inscripciones o diferenciar los relieves que adornan las campanas. Nada que no pudieran arreglar dos baldes de agua, jabón, unos estropajos, unos cepillos y, sobre todo, las ganas de estos voluntarios, que tras unas pasadas, lograron que se comenzaran a ver las fechas de fabricación de las campanas o los nombres de sus donantes.
Esta no era una tarea nueva para los Amigos, pues ya hace diez años «subimos también a limpiar la torre con motivo de otra visita por el cuarenta aniversario de la asociación», explican. Una labor totalmente altruista que desde Amigos de la Historia Najerillense se realiza con una sonrisa en los labios, y pensando en las personas que el domingo podrán descubrir esta joya semioculta de Nájera, aprendiendo sobre la historia de esta especial torre y de sus campanas.
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Sergio Martínez | Logroño
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