«Fue muy duro que matasen a mi padre»

San Martín, que en la actualidad trabaja como agente de la Benemérita, comenzó su exposición poniendo en contexto a los estudiantes de la época en la que a su progenitor le arrebataron la vida. Fue el 25 de febrero de 1992, en la vizcaína localidad de Guecho. Su padre, José San Martín, natural del pueblo de El Redal, comenzó dedicándose a la ganadería, pero finalmente opositó a la Guardia Civil y entró al cuerpo como administrativo en la Comandancia de Bilbao. «Aquellos eran años muy duros, de silencio y represión en la sociedad vasca», explicó San Martín. «En el colegio, los hijos de policías no podíamos decir en qué trabajaban nuestros padres, porque entonces nos exponíamos a recibir palizas diarias», recordó el ponente.

Un día, en el trayecto de vuelta a su casa del barrio de Algorta, en tren, a San Martín lo reconoció una etarra. Cuando llegó a la estación, mientras caminaba por una plaza, fue señalado por esta mujer e, instantáneamente, dos terroristas del Comando Vizcaya le dispararon en la cabeza, matándolo. «El cadáver de mi padre estuvo cuatro horas tendido en el suelo porque los vecinos tenían miedo de hacer algo por él», manifestó San Martín durante la charla. Más adelante, habló de cómo vivió él aquel momento. «Estaba haciendo la mili en Cádiz y me dieron la noticia, de allí me trasladé hasta Algorta; al funeral no acudió ningún vecino por miedo, pero cuando lo enterramos en El Redal sí que estuvimos arropados», afirmó. «Fue muy duro que matasen a mi padre, imaginároslo», añadió.

Tras el relato de los hechos, varios alumnos quisieron hacer preguntas a San Martín. Por ejemplo, si necesitó ayuda psicológica. «Sí, llegó un punto que fue necesaria porque solo dormía una hora al día», contestó. También le preguntaron por el perdón. «Conozco casos, pero yo no voy a reunirme con los asesinos de mi padre», aseguró.

Otro de los estudiantes quiso saber su opinión sobre que concurran condenados por terrorismo a las elecciones. «No me parece ético, pero es la ley y hay que respetarla», respondió. Tras concluir la charla, San Martín deseó que su historia sirva para que los más jóvenes no olviden esta época. Alumnos y profesores se mostraron realmente compungidos.