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«El Disco 3 ha sido la casa de todos»Carlos Martínez Loma-Osorio (Azofra, 1970) es uno de los rostros más conocidos de la ciudad de Nájera. Su fama se debe a los 37 años que ha estado detrás de la barra del Disco 3, popularísimo garito ubicado en la zona de bares de la calle Villegas. Hace una semana anunció que cerraba su etapa al frente del local en una publicación que suscitó más de 330 comentarios y 500 reacciones en la red social Facebook.
Ahora, pasado el vendaval de emociones de los primeros días, se sienta con Diario LA RIOJA a hablar de su decisión y repasar estas casi cuatro décadas en las que ha visto de todo. «Dejo el Disco 3 por temas médicos. Hace un año me operaron de las dos caderas y la seguridad social me dijo que si quería cobrar mi pensión debía dejar de trabajar como camarero», detalla Carlos. «Así que le comuniqué a César Cereceda, el dueño del local, que tenía que irme», apostilla.
«El Disco 3 ha sido mi vida y la casa de todos. En 37 años he servido copas a padres y, pasado el tiempo, a sus hijos, y muchos matrimonios han surgido de aquí», cuenta Carlos. Su historia comenzó en los años 80, concretamente en el San Juan de 1982. Esta discoteca la inauguraron Abilio el de la Fábrica, su hermano y Blas; detrás de ellos, pasaron otros encargados, hasta que finalmente, tras varias experiencias como camarero, Carlos se decidió a tomar las riendas.
«Mis socios de entonces y yo pagamos bastante dinero por el traspaso, porque en aquel lejano 1987 los discobares estaban muy cotizados en Nájera», recuerda. «Los primeros años resultaron difíciles, ya que cuando abres un sitio nuevo hay que ganarse al personal, pero mis señas de identidad siempre fueron la amabilidad y la cercanía», añade Carlos, el del Disco 3. Y es que el entusiasmo y el trato familiar eran fijos en este discobar de la zona. «Me llevaba tan bien con la clientela que cogí la tradición de que cada sábado invitaba a cenar a una cuadrilla; estuvimos muchos años yendo a mi casa de Azofra con el mismo menú: patatas con chorizo y cordero guisado», relata Carlos con su habitual sonrisa. Y esa generosidad, la muchedumbre sabía apreciarla.
«Los clientes me cogían tanto cariño que algún verano me llegaron a invitar hasta a 12 bodas, e iba a todas», afirma Carlos. De esos días de vino y rosas de la zona de Nájera –desde finales de los 80 hasta mediados de los 2000–, el ya excamarero del Disco 3 evoca anécdotas a patadas. «Me acuerdo bien de la cuadrilla de los Gufillas y su coña de los 'motonabos', aquellas historias marcaron un antes y un después», se refiere Carlos a la broma de estos najerinos, que salían por la calle Villegas con una especie de toro de fuego, sustituyendo al animal por formas fálicas.
«Y en los San Juanes y San Pedros se nos iba la cabeza; podían pasar miles de personas por el bar y nos inventamos una fiesta de la cerveza en la que se pedía una para llevar y otra para tirar», menciona. Porque Carlos siempre fue valiente a la hora de buscar la última innovación. «En los inicios de internet, Toño Hermoso me creó una página web para que los clientes charlaran; también pusimos monitores e íbamos echando fotos a la gente y poniéndolas en carrusel», rememora Carlos de los años dorados. «Incluso bajaba cada poco a Logroño a las tiendas a por los últimos CDs de música y equipos de luces», apuntilla.
Pero si hay algo que Carlos recuerda con especial cariño son los domingos de la zona. «En los 90 se puso de moda venir a Nájera los domingos de fiesta; abríamos a las siete de la tarde y alguno se quedaba hasta la hora de entrar al trabajo al día siguiente, lo que me costó más de una multa. Esa tradición dominguera la iniciaron el Managua y la discoteca San Fernando, a los que les debo mucho», asegura Carlos.
Precisamente, el tema de las multas cree Carlos que fue el causante de la decadencia de la zona de Nájera. «No estoy en contra de ello, pero cuando endurecieron fuerte las sanciones por alcoholemia, la peña dejó de venir de sitios como Burgos, Logroño o Vitoria-Gasteiz», opina el mítico camarero. A dicho factor se sumaron la prohibición de fumar en bares o el encarecimiento al cambiar de pesetas a euros. «Antes, valían 65 pesetas las cervezas y 300 los cubatas, pero con el paso al euro todo subió», recuerda Carlos. Hasta entonces, la zona nadaba en la abundancia.
Una de las historias más potentes que guarda Carlos de aquellos boyantes años 90 fue el viaje a la República Dominicana. «La marca Fanta sacó un concurso. El bar que bebiese más de sus bebidas ganaría un viaje al Caribe para 10 camareros y 20 chavales; lo ganamos y me llevé a los compañeros de barra y a varias cuadrillas de estudiantes de Nájera que eran fijos en el Disco 3. ¡Qué bien lo pasamos!», narra un emocionado Carlos.
De la última etapa lamenta que se dejase de apostar por iniciativas que funcionaban, como poner bote entre todos los hosteleros (en su día fueron 34 pubs) para traer a grupos de música conocidos. «Pero, bueno, por mucho que digan que la zona está muerta yo no la veo tan mal, la cosa aguanta y sigue la discoteca de mi amigo Choca», dice. Al finalizar la conversación, una antigua clienta se acerca a nuestro protagonista y le agradece todos esos años detrás de la barra. «El cariño de la gente es increíble», concluye Carlos, el del Disco 3.
A pesar de la marcha de Carlos, el Disco 3 sigue siendo un local con futuro. Varias personas se han interesado en hacerse cargo del discobar. Por lo que, tras cerrarse una etapa, pronto podría abrirse otra. «Yo me voy con muchos recuerdos, pero es hora de que otros tomen las riendas», cuenta Carlos, que llegó a esta profesión de camarero por el afán de ganarse un dinero mientras cursaba sus estudios.
«Han sido bastantes años tras la barra; no solo en Nájera, también en el bar de mi prima en Azofra o en el de Villar de Torre, donde me trataron genial», detalla Carlos. En la localidad sayona igualmente tuvo anécdotas, como cuando se le murió un peregrino alemán de un infarto después de darle propina. Ahora, con la prohibición de ejercer de camarero, Carlos se buscará la vida en otro empleo. «Todavía es pronto para saber lo que haré», asegura con firmeza.
Porque 37 años, de los 54 que tiene, en el Disco 3 marcan para siempre. «Muchos camareros, a los que estoy agradecido, han vivido esta historia conmigo», dice. Para concluir, desvela la receta de su famosa bebida 'Carlitos': ginebra, vodka, ron Bacardí, lima, granadina, zumo de piña, 43, Cointreau y Kas de limón. Aunque las proporciones seguirán siendo secretas.
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