De Casablanca al éxito del Askari en Nájera

En el año 2006, un joven Othmane El Askari dejó su Marruecos natal para probar suerte con una nueva vida en España. Llegó con el título de hostelero bajo el brazo, tras formarse en una escuela profesional en Casablanca. ¿Su destino en nuestro país? Baños de Río Tobía. Allí trabajó durante años en un conocido restaurante, luego en un hotel de Haro y, finalmente, el junio pasado, decidió abrir su gastrobar El Askari en Nájera.

«Los inicios no fueron fáciles, mi mujer Karima justo se quedó embarazada y para lograr sacar el negocio adelante había veces que trabajaba hasta 18 horas diarias», relata Othmane. Desde luego que ese esfuerzo tuvo su recompensa, porque ahora mismo El Askari es uno de los restaurantes que mejor funcionan en la ciudad najerina. Es común pasar por delante de la puerta, a la hora de la cena, y ver todas las mesas ocupadas.

«Llevamos diez meses abiertos y tenemos la suerte de que la gente nos responde muy bien; por ejemplo, cada día podemos cocinar en torno a 60 tacos –el plato estrella– y, los fines de semana, unas 20 paellas a encargo», explica. Los clientes suelen ser grupos de parejas y familias, seducidos por una carta netamente española –aunque con alguna receta magrebí–, los buenos precios y también gusta el ambiente del local.

«Una de nuestras peculiaridades es que no servimos alcohol, así que el ambiente es bastante tranquilo y eso los clientes lo disfrutan», cuenta Othmane. El hostelero también destaca la alta rotación de sus productos, que le permite contar siempre con mercancía fresca para cocinar.

Todo ese éxito y dedicación ha llamado la atención del Ayuntamiento y de la ADER, que le entregaron esta semana a Othmane el premio al emprendedor del mes, en la primera edición de este galardón. «Sin mi mujer Karima no podría haberlo logrado, somos un equipo y el negocio es de los dos», sentencia Othmane, antes de volver a los fogones.