El nacimiento con 200 motores

El belén mecánico de Sorzano vuelve a ser un auténtico reclamo turístico para la localidad una Navidad más. Aunque abierto todo el año, la celebración este domingo del undécimo mercado navideño y otras actividades, como paseos en calesa por los alrededores del pueblo, degustaciones y exposiciones, promovieron que cientos de personas se acercaran a la localidad, sobre todo familias con niños. Además, durante toda la jornada se recogieron alimentos para la Cocina Económica de Logroño.

Más de 600 figuras, 200 motores y una decena de bombas de agua para generar movimiento hacen del belén mecánico de Sorzano algo único en La Rioja, además de lucir singularidades como la recreación de la procesión de las Cien Doncellas o el pisado de la uva, así como simpáticos anacronismos, como la presencia de Gandhi y María Teresa de Calcuta, una peluquería donde se lee la prensa o una mujer planchando.

El belén fue creado por el párroco José Miguel Rubio, quien ejerció de sacerdote en Sorzano durante 35 años. El nacimiento, en principio montado en el coro de la iglesia de San Martín, creció a raíz de una lesión de rodilla del cura que le obligó a permanecer sentado y, para ocupar el tiempo, empezó a ampliar y mecanizar su creación, en buena medida con motores de pequeños electrodomésticos estropeados, como batidoras, que le cedían los vecinos. Ya convertido el nacimiento en ciudad, se trasladó a un local propio y exclusivo.

Tras la muerte de José Miguel Rubio en 2005, su familia donó el belén y desde entonces lo gestiona la Asociación de Amigos de Sorzano, ocupándose de su mantenimiento Jaime del Hoyo. «Hay dos dioramas dedicados a las misiones, uno de África y otro de Asia, que es aportación personal de José Miguel, además de las reproducciones fieles de la iglesia de San Martín, la ermita de la Virgen del Roble y la Fuente del Prado, así como estampas típicas riojanas, como el asado de los pimientos», describe Jaime.

«Para la asociación es el activo más importante y para el pueblo es un medio para darse a conocer», explica Jaime del Hoyo, quien reconoce que el mantenimiento del belén requiere arreglos puntuales pero no costosos. «Hoy en día, cuando se estropea un motor, lo sustituimos por uno industrial con reductor de revoluciones», aclara Jaime. Lo que más llama la atención y gusta de esta creación, además de su laboriosidad y tamaño, es el humor que atesora. Por ejemplo, una figura porta un cartel que pide: «Eche las monedas en la hucha de los donativos, no en el lago».

Durante toda la mañana, el belén recibió una considerable cola de personas que quisieron verlo de cerca. Pero no fue el único atractivo de la localidad: el Mercado de Artesanos y Artesanías acogió a una treintena de expositores, la plaza del Don Juan albergó juegos tradicionales y el coleccionista Ángel Castroviejomostró una serie de receptores de radio y televisión con distintos aparatos desde 1936.

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