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ERNESTO PASCUAL* arnedo@larioja.com
Martes, 29 de agosto 2017, 23:29
Muro de Aguas. Al igual que mana el agua en los caños de su fuente del siglo XVIII, la alegría riega y se expande por la villa de Muro de Aguas a mediados de agosto. Son los días en los que su alrededor de sesenta vecinos y sus muchos allegados y visitantes durante el verano disfrutan por las fiestas en honor de la Virgen de la Asunción.
Es una de las tantas y tantas localidades que festejan a la Virgen por el 15 de agosto a lo largo de La Rioja y de toda España. Y en torno a esa fecha, al día grande dedicado a la patrona, los vecinos de Muro de Aguas celebran sus fiestas mayores.
Son los días en los que su población se multiplica, como en tantas localidades de las comarcas riojabajeñas, y crece de los 55 censados hasta más de 400 personas. «Viene más gente que en cualquier fecha -da la bienvenida su alcalde desde hace 22 años, Pedro Juan Sanz Martínez-. Este año ha sido como nunca, no había dónde aparcar. Hemos tenido un gran ambiente».
Las de Muro de Aguas son unas fiestas cuyo programa recoge las citas habituales que gustan en otras localidades vecinas de la comarca arnedana. Así, como plantean en otras serranas, su programa de actos festivos contempla la celebración de diversos campeonatos como los de parchís, mus y futbolín a lo largo de las mañanas y las tardes, bien alimentados por degustacio-
nes y comidas populares, citas con gran participación. Y vertebran las noches alrededor de las populares verbenas, bailadas por todos los presentes, de todas las edades.
Pero en su inicio hay algo que las distingue, las calderadas de agua. El pasado sábado 12 de agosto, Muro de Aguas lanzaba a las 13 horas del mediodía su chupinazo. Y aprovechando las temperaturas veraniegas, se ha erigido en costumbre que sean recibidas a calderos de agua. «Tenemos el orgullo de tener la fuente, una riqueza que otros pueblos no tienen, y disfrutamos mucho bajando a por calderos para tirarlos», describe Sanz. Para poner orden y que todos disfruten, y con la carretera cortada para evitar el peligro del paso de vehículos, la calderada del mediodía es para los niños, mientras que los mayores esperan a las 17 horas. Así, todos participan y disfrutan. Y también saborean el tradicional chocolate con churros.
Porque son días de encuentro, no sólo entre familiares y vecinos, sino que jóvenes que viven fuera de la villa invitan a amigos de otras zonas de España. Y en estas pasadas fiestas se ha dado el intercambio entre jóvenes de Muro de Aguas y de Cornago, visitando unos las fiestas de los otros. «Han tomado la rutina de pasarse muchas noches a Cornago, y luego han venido unos cuarenta jóvenes de Cornago a nuestras fiestas, disfrutando mucho de las verbenas», cuenta Sanz.
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